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Tuvo casas este apellido en las villas de Zumárraga y de Legazpia, del partido de Vergara, y en la de Gaviria, del partido de Azpéitia, todo en Guipúzcoa. De la casa de la villa de Zumárraga fue Juan de Zabalo, Señor de la casa de Zabalotegui, en las inmediaciones de la mencionada villa, que casó con doña María de Estensoro, y fueron padres de Juan de Zabalo y Estensoro, casado en Zumárraga con doña Catalina de Legazpi, hija de los Señores de la casa de Legazpi-Jáuregui, a la que hizo madre de cuatro hijos, siendo el primogénito y sucesor Juan de Zabalo y Legazpi, nacido en 1490, Escribano Real y Alcalde Mayor de Areria, en 1539. Contrajo matrimonio en 1523 con doña Inés de Atibar y Avendaño y procrearon siete hijos. El mayor y sucesor, Esteban de Zabalo y Atibar, fue sacerdote, Vicario de Legazpia y beneficiado de Zumárraga. De la casa de la villa de Legazpia fue Lope de Zabalo, Juez de término del Valle de Legazpia en 1532. Casó con doña Domenja de Ubitarte, y tuvo tres hijos, siendo el primogénito y sucesor Martín de Zabalo y Ubitarte, esposo de doña Catalina de Insausti y Arrola, hija de los Señores de Urtazaola. Procrearon a Domingo, que sigue, y a Miguel. Domingo de Zabalo e Insausti contrajo matrimonio con doña Catalina Martínez de Vicuña y Zabalegui, y fueron padres de Martín, Juan, Miguel, Pedro y Catalina de Zabalo y Martínez de Vicuña. De la casa de Gaviria procedió Juan Ruiz de Zabalo, padre de Miguel de Zabalo, y Pedro de Zabalo. Este Pedro de Zabalo, vecino de Gaviria, casó con doña Catalina de Zuazola, y ambos fueron progenitores de la línea de Zabalo-Zuazola. Sus hijos se llamaron: Juan, Pedro, Miguel, María, Matías y Francisca de Zabalo y Zuazola. Viudo de su primera mujer, contrajo nuevas nupcias con doña Estibaliz de Madiara. De esta segunda unión fueron hijos: Domingo, María, Domenja y Magdalena de Zabalo y Madiara. Otorgó testamento el 15 de Enero 1567, nombrando herederos a los diez hijos de ambos matrimonios. De la línea de Zabalo-Zuazola fue Fermín, que probó su hidalguía en Villarreal de Urrechu en 1634, y Domingo, Juan y Andrés de Zabalo-Zuazola, que lo hicieron en la misma villa en 1773.

Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.