Este apellido procede del lugar de Cuzcurritilla, del partido de Haro (Rioja). Una rama pasó a Álava y de ella fue progenitor Pedro de Zaballos, esposo de doña María de Ribera, y ambos padres de Pedro de Zaballos y Ribera, que casó dos veces: la primera, con doña María de Lasarte, y la segunda, con doña Casilda González. Del primer enlace nació Juan de Zaballos y Lasarte, que se avecindó en Labastida (Álava), y contrajo matrimonio con doña Francisca de San Martín, naciendo de esta unión Juan de Zaballos y San Martín, natural de Labastida. Del segundo matrimonio de Pedro de Zaballos y Ribera con doña Casilda González, fueron hijos: Martín de Zaballos y González, que sigue, y Andrés de Zaballos y González, esposo de doña Ana de Ribera, ambos vecinos de Labastida y padres de Pedro de Zaballos Ribera, vecino de la misma villa. Martín de Zaballos y González se unió en matrimonio con doña Catalina de Sameano, como él, natural de Labastida, y de este enlace fueron hijos: Bautista y José de Zaballos y Sameano, que el 15 de Marzo de 1642 obtuvieron ejecutoria de nobleza en la Chancillería de Valladolid.
Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.