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Apellido vasco. Procede este linaje de Juan López de Salazar de San Pelayo, bastardo de Lope García de Salazar Calderón, pero su genealogía aparece en las «Bienandanzas é Fortunas» un poco confusa. Sin embargo, hoy mismo existe una familia que todavía lleva por apellido Uribe-Salazar, y en las armas de los Uribe figuran las trece estrellas de los Salazar. Hallamos casas de Uribe en las anteiglesias de Yurreta, Abadiano y Bérriz, del partido de Durango, donde se halla también el barrio de Uribe; que acaso tenga relación con el linaje; en la de Sondica, del partido de Bilbao; en las de Basigo de Baquio, del Ayuntamiento de Baquio, y de Nachitúa, del Concejo de Ea, ambos del partido de Guernica, y en la ciudad de Orduña, del partido de Valmaseda. En Guipúzcoa hubo casas del mismo apellido en el Valle Real de Léniz y en la anteiglesia de Aozaraga, del Ayuntamiento de Arechavaleta, todo en el partido de Vergara. En Álava moraron en tierra de Ayala. De la casa de la anteiglesia de Yurreta, llamada de Uribe Aranzamendi, descendió Francisco de Uribe, marido de doña Marina de Celaya y Uribeondo, a la que hizo madre de Domingo de Uribe y Celaya, bautizado el 26 de Septiembre de 1605, que casó con doña María de Oro y fueron padres de Domingo de Uribe y Oro, bautizado el 4 de Enero de 1633, que contrajo matrimonio con doña Lucía García, naciendo de esta unión Domingo de Uribe y García, bautizado el 25 de Septiembre de 1662, que celebró su enlace con doña Clara de Bernedo, en la que tuvo a Domingo Santos de Uribe y Bernedo, bautizado, como sus ascendientes, en Yurreta, el 6 de Noviembre de 1695, que en su mujer, doña Josefa de Zabala, procreó a Domingo Fulgencio de Uribe y Zabala, bautizado en Yurreta el 20 de Enero de 1725, que casó con doña María Josefa de Torrano, naciendo de este enlace Agustín de Uribe y Torrano, bautizado en Yurreta el 7 de Mayo de 1758, que fue vecino de Logroño, y el 15 de Septiembre de 1761 ganó Real provisión de Vizcainía en la Chancillería de Valladolid. De la casa de la anteiglesia de Abadiano fue Torcuato de Uribe y Arbaiza, bautizado en Abadiano el 18 de Mayo de 1778, que el 4 del mismo mes de 1816 obtuvo otra Real provisión de Vizcainía al avecindarse en Briones (Rioja). De la casa de la anteiglesia de Basigo de Baquio era José Ramón de Uribe y Lirimonte, que fue bautizado en el Valle de Sámano (Santander) el 9 de Marzo de 1762, y el 21 de Junio de 1793 ganó también Real provisión de Vizcainía en la Chancillería de Valladolid. Diego de Uribe y Muro fue primer Vizconde de Torrelasfuentes, y primer Marqués de San Mamés desde el 8 de Agosto de 1771. También poseyó este linaje el Marquesado de Aras. El escudo de armas de este linaje está certificado por el Rey de Armas de Felipe V, don Francisco Zazo, que lo concedió a don Martín de Uribe en 1.746. Como prueba de la antigüedad del apellido Uribe, existe el hecho de que en 1.353 firmó la tregua de Avendaño con Bilbao, don Ochoa de Uribe. Esta querella fue motivada porque don Sancho de Uribe fue muerto por los Velasco que procedieron después a quemarle su casa. Este linaje probó repetidas veces su nobleza para ingresar en las Ordenes Militares.

Escudos de Armas del apellido:
En gules, dos torres de plata con lienzo de muralla que las une. Bordura de plata con diez panelas de sable. Los Uribe-Salazar de la anteiglesia de Yurreta: Partido: 1º, un castillo, con cinco torres; medio cortado, con otro castillo con tres torres, y bordura con diez panelas, y 2º, de gules, con trece estrellas de oro, puestas en tres palos y una en punta, que es de Salazar. No indica la fuente de donde tomamos esta descripción los esmaltes del primer cuartel. La casa de la anteiglesia de Nachitúa: De sinople, con dos castillos de oro, uno sobre otro, y bordura de gules, con trece estrellas de oro. Las casas de la ciudad de Orduña (Vizcaya) y de la tierra de Ayala, en Álava: De gules, con dos castillos de oro, uno sobre otro, orlados de trece estrellas del mismo metal. Divisa: "Bajo el poblado", puesta en letras de oro sobre un volante de gules. Otros, en Vizcaya: Partido: 1º, de gules, con las trece estrellas de oro, y 2º, de oro, con diez panelas de sinople puestas en dos sotueres. La casa de la anteiglesia de Bérriz: De sable, con una cruz floreteada de gules. Pero en este último escudo va el color sobre el color en contra de las leyes heráldicas. Otros, en la villa de Durango: De sinople, con dos castillos de oro, y entre ellos doce estrellas de plata, puestas en dos palos. En punta, un lucero de oro. Otros en la Merindad de Durango: De oro, con un trigal de sinople, y paciendo en él, un gamo. Otros: De azur, con las doce estrellas de plata, puestas en tres palos. En el jefe, un lucero de oro, entre dos castillos del mismo metal. La casa de la anteiglesia de Aozaraga, en Guipúzcoa: De azur, con las trece estrellas de oro puestas en tres palos y una en punta. Según Hita, una rama que pasó a Cuenca añadió una bordura con diez panelas. La casa del Valle de Léniz y anteiglesia de Arenaza: Un corzo corriendo. Dice Carlos de Guerra que esta última casa estaba en el barrio de Zaldo, y que de ella se derivó el apellido Uribesaldo. Ya dijimos en la información del apellido Uriarte, que los Uriarte-Uribe, domiciliados en la calle de la Correría, de Vitoria, usaron del escudo cuya descripción puede verse en dicho estudio del apellido Uriarte. En la villa de Lequeitio, en su plazuela de Arranegui, moraron los Abaroa-Uribe, que usaron estas armas: Cuartelado: 1º y 4º, un árbol, con un lobo pasante, ambos afrontados, y 2º y 3º, una cruz flordelisada, cantonada la del segundo cuartel, de dos estrellas en los cantones superiores y de dos lunas montantes en los inferiores, y la del tercer cuartel, cantonada de dos crecientes en los cantones superiores y de dos estrellas en los inferiores. Brochante sobre el todo, un escusón, que parece llevar en el centro una brújula. Así las describe Juan Carlos de Guerra, pero omite los esmaltes.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. El ala representa a las alas del águila, simbolizando la libertad, dada sus ansias de volar y surcar los cielos. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apóstol en su martirio. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. Los castillos son geroglífico de grandeza, y de elevación, porque ellos exceden en hermosura, en fortaleza, y en magnitud a todos los demás edificios: denota también el asilo, y la salvaguardia. La luna o creciente, en las armerías, se ha tenido por buen agüero, y presagio de grandeza, como se dice del sueño de Milon, hijo de Guillermo, Conde de Borgoña, a quien la noche antes de ser electo Papa, con el nombre de Calixto II, en el año 1119, se le representó en sueños un ángel, que le ponía una luna (creciente) baxo de sus rodillas, advirtiéndole, como sucedió después, que sería el Jefe de la Iglesia Universal. Los hebreos celebran las fiestas que llamaron Neomenías (en recuerdo de su pasado pastoril), y entre los árabes es distintivo de poder y de nobleza. Carlos I instituyó, en la ciudad de Mesina, la Orden Militar del Creciente, y sus caballeros y algunos de sus descendientes cargaron los crecientes en sus armas. La cruz es una pieza honorable, que representa la espada del caballero, dándose en Armería al combatiente que sacaba la espada teñida de sangre de sus enemigos. Del tiempo de las cruzadas quedaron algunas familias con la cruz por armas, para denotar que habían estado en ellas. La cruz floreteada se puso en memoria de la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.