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En la información del linaje «Roca» y de su rama apellidada «Roca de Togores», inserta en esta obra, encontrará el lector noticias de los primeros ascendientes de esta noble familia de Togores, de su establecimiento en Mallorca, así como del fundador en la ciudad de Orihuela (Alicante) de la importante casa de Togores que, por su entronque con la también muy principal de Roca, se apellidó Roca de Togores en apellido compuesto. El origen del linaje de Togores es catalán, porque de Cataluña procedían los que lo llevaron a Mallorca, Valencia, Alicante y Murcia. Su solar lo sitúa Garma y Durán en el pueblo de Ribatallada, en la provincia de Barcelona. El más antiguo caballero catalán de este apellido que varios historiadores citan, fue Bernardo de Togores, que sirvió a don Jaime I de Aragón en la conquista de Mallorca, año 1229. Tuvo dos hijos llamados Arnaldo de Togores y Guillermo o Guillén de Togores, que también tomaron parte con su padre en aquella empresa, siendo premiados sus servicios con los feudos de Ayamans Lloseta, Beni-Ali, Beni-Ferri y castillo de Amós. Arnaldo de Togores quedó establecido en Mallorca y fue señor de Ayamans y de Loseta, y de él proceden los condes de Ayamans. Su hermano Guillermo o Guillén de Togores, tras de permanecer algún tiempo en Mallorca, pasó a la conquista de Valencia, y también con la gente de Cerdeña, en 1265, a las de Orihuela y Murcia, acompañado, según Bover, de dos hermanos suyos llamados Bartolomé y Berenguer de Togores, quienes en unión de su hermano o padre, el repetido Guillermo o Guillén, entraron a la parte, por su calidad de caballeros, en el reparto de las nuevas tierras conquistadas. A Berenguer atribuye Bover la fundación de la ilustre casa de Togores, en Orihuela, cuyos descendientes, andando el tiempo se apellidaron Roca de Togores. El caballero Arnaldo de Togores (hermano de Guillermo o Guillén), quedó radicado en Mallorca y premiado con los feudos y jurisdicciones de Ayamans, Lloseta, Beni-Ali, Beni-Ferri y castillo de Amós, en recompensa a su intervención y buenos servicios en la conquista de aquella isla. Dejó allí abundante descendencia, de la que salieron destacados varones que ilustraron el linaje durante varios siglos.

Escudos de Armas del apellido:
En Cataluña, y la rama establecida en Mallorca, usaron : En campo de gules, un grifo de plata. Así las traían, según mosén Jaime Febrer, Guillermo de Togores y su hermano Arnaldo, que asistieron a la conquista de Mallorca. Iguales armas les asigna Bover y figuran en expedientes de pruebas de nobleza de caballeros Togores mallorquines que ingresaron en la Orden de San Juan de Jerusalén, pero añadiendo, en algunas descripciones, que el grifo lleva una corona de plata, y en otras que esa corona es de oro. También está el mismo blasón, aunque con el grifo sin corona en, la sepultura de Ramón de Togores, año 1320, en la iglesia del pueblo de Sant Cugat de Vallés, que pertenece al partido judicial de Terrassa y provincia de Barcelona. Y J. R. Vila lo acrecienta con una bordura componada de plata y gules. El mismo autor asigna a este apellido las siguientes nuevas armas: De gules, con dos chevrones de plata. Pero ningún otro heraldista de los que hemos consultado hace mención de ellos. Otros: En campo de azur, un grifo de oro, rodeado en orla de cinco estrellas del mismo metal. Otros traen: en campo de azur, un creciente de plata; bordura de oro, con cuatro calderas de sable.            

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. El caballero simboliza la nobleza. En los comienzos de la Edad Moderna, era "soldado de caballería, que servia a su costa con armas y caballo". Desde el reinado de Felipe III, Caballero es el "Hidalgo de Nobleza reconocida". El cabrio o chevrón representa las botas y espuelas del caballero, concediendose ésta pieza en Armería a los que salen heridos en las piernas, aunque muchos la tienen por símbolo de protección. Las calderas, en armería, eran la señal de "Rico hombre" en España, simbolizando la abundancia. La luna o creciente, en las armerías, se ha tenido por buen agüero, y presagio de grandeza, como se dice del sueño de Milon, hijo de Guillermo, Conde de Borgoña, a quien la noche antes de ser electo Papa, con el nombre de Calixto II, en el año 1119, se le representó en sueños un ángel, que le ponía una luna (creciente) baxo de sus rodillas, advirtiéndole, como sucedió después, que sería el Jefe de la Iglesia Universal. Los hebreos celebran las fiestas que llamaron Neomenías (en recuerdo de su pasado pastoril), y entre los árabes es distintivo de poder y de nobleza. Carlos I instituyó, en la ciudad de Mesina, la Orden Militar del Creciente, y sus caballeros y algunos de sus descendientes cargaron los crecientes en sus armas.