Navarro. De la villa de su nombre, partido judicial de Estella. Otras casas hubo en la villa de Abarzuza y en el lugar de Ibiricu, del mismo partido de Estella. También moraron en las Encartaciones de Vizcaya y en la villa de Mondragón, del partido de Vergara (Guipúzcoa). De esta última procedió María Martínez de Salinas, esposa de Martín Ochoa de Aroca, y ambos padres de Juan García de Salinas, que casó con doña María Pérez de Santa María, y procrearon a Plácido de Salinas, General de la Orden de San Benito en España y Abad de Montserrat, y a doña María Pérez de Salinas, mujer de Pedro García de Salcedo. Todos naturales de Mondragón. Ochoa Ibáñez de Salinas era Escribano de la misma villa en 1384 y 1406; Juan Ibáñez de Salinas, en 1398, y Juan Martínez de Salinas, en 1430. El linaje Salinas probó repetidas veces su nobleza para ingresar sus miembros en las diversas Ordenes Militares, Santiago, Alcántara y Calatrava. Don Jerónimo de Salinas fue uno de los conquistadores españoles en el Nuevo Mundo figurando como descubridor de la Nueva España con Cristóbal de Olid. Tomó parte, con Narváez, en las tomás de Jalisco, Zacatula, Panuco, Méjico y Tiltepec. Pedro de Salinas y Fernández de Zaraá fue Caballero de la Orden de Calatrava, en la que ingresó en 1817, y Juan Antonio de Salinas y Zabala, Caballero de la misma Orden, ingresado en 1686. Juan de Salinas y Otaduy probó su hidalguía en Oñate, en 1616, para marchar a Indias. Condado de Salinas: Concedido por D. Enrique IV de Castilla en 1470 a D. Diego Gómez Sarmiento y Mendoza y que actualmente lo ostenta D. Jaime de Silva y Mora, hijo de D. Jaime de Silva y Agrela, Mitjáns y Bueno, esposo de D.ª Ana María de Mora y Aragón. Aparte del origen que hemos citado y que entendemos es el verídico, existen autores que citan como tronco de este linaje a un caballero romano llamado Marco Livio Salinator, que fue cónsul (año 219 a.d. J.C.) y que participó en la guerra iliria. Procesado por su actuación en aquella contienda abandonó Roma durante varios años. A su regreso fue nombrado nuevamente cónsul y junto con C. Claudio Nerón venció al cartaginés Asdrúbal en la batalla de Metauro. Fue procónsul en Etruria. Los años que pasó ausente de Roma son los que se le atribuyen que estuvo en Hispania. Pero de dicha época del caballero romano en cuestión, nada se sabe, ni existen documentos que acrediten la exactitud del dato. Por tanto, esta versión hay que tomarla con bastantes reservas.
Escudos de Armas del apellido:
Escudo partido: 1.º, en campo de oro, seis roeles, los cinco de abajo, de gules, y el alto, de azur; en jefe, tres flores de lis de plata, y 2.º, en campo de azur, un puente de plata, superado de un castillo de oro. Los de Castilla traen escudo cuartelado: 1.° y 4.°, en campo de gules, un castillo de oro, y 2.° y 3.°, en campo de oro, una flor de lis de azur. Otros traen: en campo de gules, tres hoces de plata con los cabos de oro, partido de plata, con cinco flores de lis de azur, puestas en sotuer. Bordura de gules, con ocho aspas de oro. Las de las casas de Navarra las describe así la Nobleza Executoriada: «El escudo es un cuartel, y en él, un árbol roble y dos lobos andantes atravesados al pie del tronco, y en la orla once aspas». El escudo con sus esmaltes sería éste: Cuartel de plata y en él un roble con dos lobos, andantes, de sable al pie del tronco y en la orla de gules once aspas de sable. La casa de las Encartaciones de Vizcaya: De azur, con un castillo de oro, y una escala del mismo metal, que llega hasta las almenas. La casa de la villa de Mondragón, sita en la calle de Gazte Luondo, número 13, casa llamada de Goicoeche: De oro, con un árbol de sinople, y dos lobos de su color, empinados al tronco. Debajo, dos jabalíes de sable, comiendo las bellotas que caen del árbol, y afrontados. Otra casa, también en Mondragón, sita en el Arrabal de Abajo, número 30, frente al portal de la villa: De oro, con una encina de sinople, y dos lobos de sable, empinados al tronco. Un águila de sable, volante, en actitud de posarse sobre la copa del árbol. Real despacho de 13 de Febrero de 1636 a favor de Juan de Salinas y Garibay.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. El águila se concede en los blasones a los hombres que exceden en valor, generosidad y braveza a los demás hombres. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apóstol en su martirio. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apóstol en su martirio. La bellota simboliza la fuerza y la expansión. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. Los castillos son geroglífico de grandeza, y de elevación, porque ellos exceden en hermosura, en fortaleza, y en magnitud a todos los demás edificios: denota también el asilo, y la salvaguardia. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.