Casa solar en el barrio de Anguiozar, del Ayuntamiento de Elgueta y partido de Vergara (Guipúzcoa). Una rama pasó a la Rioja. De la mencionada casa fue Señor Juan Sagasta, vecino de Elgueta en 1569, que tuvo estos dos hijos: Juan y Pedro Sagasta. El primero, Juan Sagasta, sucedió en la casa y testó y murió en 1618. Casó tres veces: la primera, con doña María Ochoa de Urrupain, y la tercera, con doña María de Urruburu. Del primer enlace nacieron Juan y Domingo Sagasta y Urrupain, y del tercero fue hija María García Sagasta y Urruburu, casada en Udala con Antón de Barrutia-Echaguibel. Pedro Sagasta (hijo segundo de Juan Sagasta, primero que citamos en la anterior filiación), casó con doña Domenja de Ugalde, y vivió en Elorrio, en donde nacieron sus hijos Maese Pedro Sagasta y Ugalde, vecino de Durango, y el Licenciado Gabriel Sagasta y Ugalde, vecino de Toledo y padre del Doctor Pedro Sagasta, Canónigo de la Iglesia Primada y fundador de una Capellanía en Anguiozar. Andrés Sagasta y Altuna fue Señor de la Casa de Altuna en Anguiozar, y Juan Sagasta y Murúa, descendiente del solar de Sagasta en Anguiozar, casó en Vergara con una hija de Juan de Murúz, Señor de Elorregui-Celaya, y probó su hidalguía en Vergara, en 1634. En otro expediente de hidalguía tramitado en Mondragón y que se conserva en el Archivo municipal de Vergara, consta esta otra filiación de la misma casa de Sagasta en Anguiozar: Andrés Sagasta y su mujer doña Francisca de Arregui, tuvieron a Gabriel Sagasta de Arregui, nacido en Mondragón en 1606, que casó con doña Ángela de Eriz y Zaraa y procrearon a Gabriel Sagasta y Eriz, nacido en 1661, que contrajo matrimonio con doña Francisca de Estala Aspinazu y fueron padres de Tomás Sagasta y Estala, nacido en 1702, y esposo de doña Isabel de Ezcurra y Arregui, a la que hizo madre de Vicente Sagasta y Ezcurra, nacido en 1729 y casado con doña María Antonia de Zabala y Estenaga, en la que procreó a Gregorio Vicente Sagasta y Zabala, nacido en 1777. Todos fueron vecinos de Mondragón.
Escudos de Armas del apellido:
De oro, con un manzano de sinople, y dos lobos de sable empinados al tronco. Así las describen Miguel de Salazar y otros autores, pero en un antiquísimo escudo que se conserva en el mencionado solar, aparece sólo el árbol con un lobo andante atravesado al tronco y cebado con un cordero.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. El cordero es el símbolo de la insigne y militar Orden del Toisón de oro, instituida por Felipe II en 1429, y lo llevaron en sus escudos sus caballeros y descendientes.