Esta familia es originaria del lugar de Argandoña, del Ayuntamiento de Vitoria, en Álava. De ella fue Juan Sáenz de Argandoña, esposo de doña María González de Trocóniz, y ambos padres de Lucas Sáenz de Argandoña y González, que casó con doña magdalena Infante de Apellaniz y fueron padres de Blas Sáenz de Argandoña e Infante, bautizado en el lugar de Matauco, también en Álava, el 2 de Febrero de 1653, que se unió en matrimonio con doña Catalina Gamarra, naciendo de este enlace Roque Sáenz de Argandoña y Gamarra, bautizado en Alí (Ayuntamiento de Vitoria), el 16 de Agosto de 1680, que celebró su enlace con doña María Fernández de Bengoechea, a la que hizo madre de Pablo Sáenz de Argandoña y Fernández de Bengoechea, bautizado en Alí el 15 de Enero de 1720, que casó con doña Dionisia de Ascarza y fueron padres de Agustín Sáenz de Argandoña y Ascarza, bautizado en Trespuentes, o Tres Puentes (Álava), el 29 de Agosto de 1754 y vecino de Arbulo, lugar de la jurisdicción de Elburgo (Álava), que casó con doña Manuela Sáenz y el 5 de Agosto de 1790 obtuvo ejecutoria de nobleza en la Real Chancillería de Valladolid.
Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.