Dice Barrellas, en su Historia de los Condes de Barcelona, que la antigüedad y grandeza de este linaje catalán es anterior a los tiempos en que los moros invadieron España. Mosén Jaime Febrer afirma en sus Trovas que los Rocabertí fueron señores del estado de Peralada desde tiempo inmemorial, «aun antes de haber Condes de Barcelona, sin conocer ni pagar feudo en todo su distrito», y cita a Hugo de Rocabertí, señor absoluto de Peralada, que sirvió al rey aragonés don Jaime I «el Conquistador», de quien era pariente muy cercano, en la conquista de Valencia. Y don José Pellicer escribió: «La casa de Rocabertí, condes de Peralada, es de las más antiguas, de las más ilustres y de mayor calidad del Principado de Cataluña, sin que en ella se haya quebrado la varonía, recaído en hembra, ni pasado a línea transversal». Tomaron los Rocabertí su apellido del nombre del castillo y estado de Rocabertí, que estaba enclavado en el Pirineo catalán confinando con el Condado de Rosellón. Corrobora igualmente la gran antigüedad de este linaje el que asegura que por los años de 986 gozaba del título de vizconde de Rocabertí Dalmau de Rocabertí, quien acompañó al conde Borrell en la conquista de Barcelona. Familia que ya era muy noble y principal en remotos tiempos, no es extraño que aparezca íntimamente unida a la historia de Aragón y que en el transcurso de los siglos enlazara con muchas de las más importantes casas aragonesas y catalanas. Algún autor de los que trataron de este linaje dice que la baronía de Peralada se incorporó a la casa de Rocabertí por el casamiento de don Dalmau de Rocabertí, cuya vida alcanzó los comienzos del siglo XIV, con doña Ermesenda de Navata, señora de dicha baronía. Don Luis de Salazar y Castro afirma en su Historia de la Casa de Lara, que el primer conde de Peralada fue Francisco Jofre de Rocabertí, vizconde de Rocabertí, que casó en 1616 con doña Magdalena Zaforteza, y lo comprueba un expediente de pruebas de la Orden de Santiago.
Escudos de Armas del apellido:
Las primitivas del linaje: En campo de oro, siete roques de ajedrez, de azur, puestos en situación de palo, tres en el centro del campo y dos en cada flanco. Vistas en un capitel del siglo XII en la iglesia de Santa María de la villa del Estany, perteneciente al partido judicial de Manresa y provincia de Barcelona. Armas que traían los Rocabertí en el siglo XIII: De gules, con dos palos de oro, cargado cada uno de tres roques de azur. Vistas en el sarcófago del arzobispo Ramón de Rocabertí, en la catedral de Tarragona, y en el portal de la iglesia de la villa de Jonquera. Ese escudo aparece acrecentado en el mismo siglo XIII y muy generalizado en el XIV, con esta organización : En campo de gules, tres palos de oro cargado cada uno de tres roques de azur. Mosén Jaime Febrer se lo asigna a Hugo de Rocabertí, señor absoluto de Peralada, que ayudó al rey aragonés don Jaime I en la conquista de Valencia. Pero el citado cronista lo modifica diciendo que el color de los roques es el sable. El mismo blasón, con los esmaltes mencionados anteriormente, está en la sepultura de los Rocabertí, que data del año 1307, en la iglesia del pueblo de Vilademuls, del partido judicial de Figueres, y en una capilla de la catedral de Gerona. Es, sin duda, el que más se generalizó entre las diversas ramas del linaje y el único que muchos autores recogen y describen como correspondiente a los Rocabertí. Algunos heraldistas aumentan a cuatro los palos de ese escudo, cargado cada uno de tres roques, pero tal aumento lo creemos equivocado. En un sello, de B. Pons y Dalmacio de Rocabertí, de los años de 1440 y 1448, que se conserva en el Archivo Municipal de Barcelona, figuran estas armas: Partido: 1.º, de oro, con dos palos de gules, y 2.º, también de oro, con un roque de azur. En otro sello de Berenguer de Rocabertí, que data del año 1534 y que igualmente se guarda en el Archivo Municipal de Barcelona, aparece este nuevo escudo de Rocabertí: Partido: 1.º, de azur, con dos flores de lis de oro puestas en situación de palo, y 2.º, de gules, con dos palos de oro, cargado cada uno de tres roques de azur.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.