Familia oriunda de Calonge de Calaf, pueblo del partido judicial de Igualada, en la provincia de Barcelona. Se extendió por Cataluña, creando una de sus ramas nueva casa en Vilanova y la Geltrú, villa de la misma provincia. Otras pasaron a distintas regiones de España y a la isla de Cuba. El primitivo solar del linaje fue el castillo feudal del citado pueblo de Calonge, y sus señores eran patronos de la capilla de la Virgen María del Rosario, de la iglesia de Santa Fe, de Calonge, en la que tenían enterramiento propio. La nueva casa solariega que fundaron en Vilanova y la Geltrú es o era la señalada con el número 1 de la calle del Agua, de dicha villa. Del origen histórico de la familia Ricart hay escasas noticias, y principalmente se deben a las investigaciones realizadas por don Francisco de Nuix y de Perpinyá en los valiosos archivos del duque de Medinaceli, del conde de Cardona, en Barcelona, y de la corona de Aragón. La primera y más antigua de esas noticias está en un testamento otorgado, el 24 de julio de 1528, por Pedro Claver, que se halla entre los documentos de la iglesia de Calonge, en el cual aparece llamarse uno de los testigos Antonio Ricart, de la villa de Verdú, que probablemente fue carlán de Calonge, aunque dicho testamento no lo diga, pues la casa en que fue otorgado dista una hora de la rectoría y siempre ha sido de las principales. Por herencia llevan ahora el marquesado de Santa Isabel.
Escudos de Armas del apellido:
En campo de oro, diez billetes de azur puestos en palo. Otros: En campo de gules, tres cardos de oro, tallados, foliados, con espigas de oro y puestos en triángulo. En el sarcófago del arcediano Ramón Ricard, en la iglesia de Santa Tecla la Vella, de Tarragona, sarcófago que data del siglo XIV, se ven estas otras armas: En campo de gules, un solo cardo de oro.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. Los billetes simbolizan la sabiduría dedicada a la defensa de la verdad, pues denotaban virtuosidad y honradez, ya que de cualquier lado que se vuelvan siempre quedan derechos. Para otros constituye un símbolo de franqueza, por recordar las piedras o fitas con las que se dividían los términos jurisdiccionales. El cardo simboliza un corazón noblemente humilde, pero tan cuidadoso de su honor, que defiende con su espada el lustre de su linaje. También representa la austeridad y la independencia.