Origen y significado del apellido REYES
Se remonta el origen de este linaje a época tan pretérita, que para referirlo con algún fundamento histórico, o al menos con la ayuda de historiadores famosos, hemos de acogernos, en primer lugar, a lo que escribió el célebre Obispo de Orense, don Servando, Confesor que fue del Rey don Rodrigo, último de la monarquía goda, y del Príncipe don Pelayo.
Afirma dicho Obispo, en su "Libro de Linajes", que el apellido Reyes procede de Clemente Reyes, noble Caballero de una ilustre familia de Roma, que floreció por los años de 230 y fue padre de Santa Clara Regina.
Éstos son los datos sobre el pretérito origen, de los primeros Caballeros del apellido Reyes, que contienen antiguas crónicas e historias; y de esas historias se observa, que su cuna era gallega, Pedro Rodrigo Méndez Silva, en su "Genealogía del Capitán de Caballeros Corazas don Luis García Reyes", afirmó que el primitivo solar Reyes, radicó en las Montañas de Burgos, y Miguel de Salazar, concreta ese dato, diciéndonos que estaba sito en el Valle de Mena. Este valle pertenece al partido judicial de Villarcayo (Burgos).
Otros nombran progenitor a Gonzalo de Reyes, (reinando Gundamero, año 611), señor de la Casa de Bocirios en el camino de Chantada (Lugo), padre de García de Reyes que fundó Casa solariega en el cerro "Altamira", cerca a Noya (La Coruña), y como hijo o nieto figura Gonzalo de Reyes, que sirvió con gran arrojo a don Pelayo.
Reinando Alfonso II "El Casto", destacó Nuño de Reyes, uno de los doce caballeros de elevada sangre escogidos para formar una cofradía que, con el tiempo, se transformó en la Orden Militar de Santiago.
Probó su nobleza en las Ordenes de Santiago (1765) y Calatrava (1700).
Armas. Descripción de los escudos, conforme a las leyes de la heráldica:
En campo de oro, un castillo de piedra, superado de una estrella de azur; bordura de plata, con ocho armiños de sable.
Simbología de las armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753
Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, péleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín.
La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño.
El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.
Los armiños, en heráldica, simbolizan la inclinación que tienen los hombres a viajar por tierra y mar; propensión que se atribuye a los Bretones. También representa la Pureza. El uso de traer los armiños por forros en sus vestidos, los Gobernadores y personas de representación, dió motivo a algunos heraldos para tener los armiños por símbolo de Dignidad. Fernando V, rey de Aragon, cuando echó de Calabria al duque de Lorena, descubierta la conspiración del príncipe de Resana, instituyó una órden de caballería llamada del Armiño, dando a sus caballeros un collar de oro con un armiño pendiente, y por divisa el epígrafe "Malo mori quam faedari", para mostrar a los caballeros de dicha órden que primero se debe morir que faltar a la fidelidad de su príncipe.
La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario.
Los castillos son geroglífico de grandeza, y de elevación, porque ellos exceden en hermosura, en fortaleza, y en magnitud a todos los demas edificios: denota también el asilo, y la salvaguardia.