Origen y significado del apellido REQUENA
El apellido Requena tendría su principal y más antiguo origen en la población del mismo nombre, que hasta 1851 formó parte de la provincia de Cuenca. Sin embargo es posible que otras ramas del apellido tuvieran su origen en el siglo XIV en el señorío de Requena, denominación que hace referencia a la localidad de Requena de Campos, en Tierra de Campos, Palencia. El nombre de Requena estaría más generalizado en la geografía española de lo que se supone a primera vista, ya que cercana a la villa toledana de Borox se emplazaba a fines del siglo XV la granja, dehesa y heredamiento del mismo nombre.
La primera aparición del apellido posiblemente se diera poco después de la reconquista de Requena por Fernando III el Santo en el siglo XIII. Sin embargo, de forma documental, el registro más antiguo conocido aparece en un texto de 1338, donde se menciona a María Requena, viuda y vecina de Alpuente. La siguiente mención vendría de un recuento fiscal de las poblaciones de Ademuz y Vallanca de 1379, donde se cita a Johan Pérez de Requena. En el siglo XV encontramos varias referencias en diferentes lugares de la península, tales como Sevilla, Córdoba o Burgos. También en el registro fiscal de Ontinyent se menciona a Martí de Requena y Johan de Requena, cuya procedencia castellana se especifica. Otra prueba incontestable de la difusión del apellido Requena en los siglos XVI y XVII es la constatación de un centenar de litigantes de este apellido ante la Chancillería de Valladolid.
Una familia Requena hizo su asiento en villa del Río, perteneciente al partido judicial de Montoro y provincia de Córdoba, y de esa familia procede la línea que pasó a Orán, Ecuador y Colombia.
Con el descubrimiento, conquista y colonización de América el apellido pasó al nuevo continente, no solamente para expandirse sino también para establecer topónimos del mismo nombre. En 1593 el natural de Torrijos Francisco Requena logró permiso de la Casa de la Contratación para viajar a la Nueva España. En 1634 la vallisoletana Ana de Requena dejaba su herencia peruana a su sobrina, la madrileña María Marañón de Parres. Destacada personalidad con nuestro apellido fue don Francisco Policarpo Manuel Requena y Herrera, el ingeniero y militar que regentó la gobernación de Maynas entre los siglos XVIII y XIX. Tuvo una importante participación en el trazado de los límites amazónicos entre los dominios españoles y portugueses. En su honor fundó el 23 de agosto de 1907 la Requena peruana el padre Agustín López Pardo, un inquieto misionero español. También a orillas del Orinoco venezolano encontramos otra Requena, aunque su importancia no parece sobrepasar la de un simple caserío.
Otras destacadas personalidades con nuestro apellido en tierras americanas fueron Manuel Requena, presidente del Consejo Común de la ciudad de Los Ángeles en la década de 1850 (que sirvió a México y a Estados Unidos) y José Venancio López Requena, prominente abogado guatemalteco que alcanzó la presidencia de la república de su país en 1841-42.
En el centro histórico de la ciudad de México se ubica la que fue una de sus casas más suntuosas, la Casa Requena. Construida en el siglo XVII, tuvo su tiempo de mayor esplendor con José Luis Requena, el hijo del que fuera gobernador de la mexicana Campeche Pedro Requena. Habitada y cuidada por la familia hasta 1967, fecha de fallecimiento de una de las hijas.
Armas. Descripción de los escudos, conforme a las leyes de la heráldica:
Los de la ciudad de Requena, en Valencia, traen: Escudo mantelado de sinople, con un león rampante de oro, coronado del mismo metal, y la manteladura, de azur, con otros dos leones de oro rampantes y afrontados, como si pelearan.
Piferrer asigna al apellido Requena el siguiente blasón: De plata, con dos calderas de sable. Sin ninguna otra noticia.
Los castellanos, del valle de Requena, en Burgos, traen: En campo de azur, un castillo de piedra, con tres escalones de subida a la puerta, acostado de dos leones rampantes, al natural, uno a cada lado.
Simbología de las armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753
Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, péleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín.
La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño.
El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.
El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huerfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miercoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los principes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general.
Las calderas, en armería, eran la señal de "Rico hombre" en España, simbolizando la abundancia.
Los castillos son geroglífico de grandeza, y de elevación, porque ellos exceden en hermosura, en fortaleza, y en magnitud a todos los demas edificios: denota también el asilo, y la salvaguardia.