Es un apellido toponímico que indica la forma de un lugar: Camporredondo o la Redonda, Arredondo (Cantabria). Tiene por tanto varios lugares de origen. Existieron dos grandes, antiguas y nobles familias de este apellido. Una de ellas fue portuguesa y la otra española, distintas en su origen. La familia española es originaria de Santander y tuvo su solar en el Valle de Ruesga. De ese solar se derivó el que fue fundado en Santillana, en la misma provincia. Sus ramas se extendieron por ambas Castillas, Asturias, Extremadura y Andalucía, pasando posteriormente a la América latina. En cuanto al significado del apellido Redondo, el reconocido lingüista Gutierre Tibón dice que proviene de "rueda", de donde el vocablo latino retundus , que significa "redondo", y de ahí proceden los apellidos, que fueron antiguos apodos, de Redondo, Rodón, Redonda, Redondas, Redondela. también pudo originarse por vía toponímica, pues son varios los lugares llamados Redondo, sitos en Burgos, Córdoba, etc., con el significado de “terreno adehesado y que no es común”; finalmente, Redondo puede ser, en parte, una corruptela por aféresis de Arredondo, nombre de una población de Cantabria, del latín -agro rotundo-, “campo redondo”. Hubo, por todo ello, distintas familias Redondo, no emparentadas entre sí, siendo de las más antiguas las originarias de la Montaña de Santander. Ante la Real Chancillería de Valladolid probaron su nobleza, entre otros, Diego Redondo, vecino de Valdemagaz (León), en 1538; Agustín Redondo, vecino de Regueras de Abajo (León), en 1740; Juan Redondo, vecino de Oropesa (Toledo), en 1538, y Juan de Redondo, vecino de Santiso (Asturias), en 1583. Ante la Real Chancillería de Granada lo hicieron, entre otros, Gaspar Redondo, de Sevilla, en 1571; Juan Redondo de Ávila, de Montalbanejo (Cuenca), en 1587, y Ventura Redondo, de Torreperogil (Jaén), en 1684.
Los Redondo gallegos, proceden de D. Nuño Fafes, como los Bello (o Vello) y los Sequeiros; y tienen su origen en la sierra de su nombre entre el Miño y el Duero.
Armas. Descripción de los escudos, conforme a las leyes de la heráldica:
En campo de gules, unas peñas pardas, perfiladas de oro, y entre ellas, un río plateado; sobre las peñas, una torre de plata aclarada de azur, y asomada a la ventana de la torre del homenaje, una dama bien vestida; a cada lado de la torre, un león rampante, al natural. Bordura de azur, con ocho veneras de plata.
Los Redondo gallegos llevan cinco veneras, como los citados Sequeiros.
Simbología de las armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753
Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, péleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín.
La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño.
El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza.
El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.
La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario.