Origen y significado del apellido QUESADA
Andaluz, de la villa de su nombre, partido judicial de Cazorla (Jaén). Aparece a partir del Señorío de Garcíez, título nobiliario creado en 1299 para el alcaide de la fortaleza de la villa de Quesada. Del primer señor de Garcíez, don Pedro Díaz Carrillo de Toledo proveniente de Cazorla descienden los del apellido de Quesada. El primero que aparece con este apellido es Dia Sanchez de Quesada, hijo de Pedro Díaz Carrillo de Toledo, el cual tomó el apellido para si y su descendencia como remembranza de la victoria contra los moros en la fortaleza de Quesada.
Este apellido fue mencionado por primera vez en la década de los 1240, en un manuscrito acerca de la flota de Fernando III de Castilla durante la Reconquista de Sevilla.
Juan de Molina Quesada, hijo menor de Francisco de Q. y de Doña Guiomar de Molina, nació en Ubeda, solar de sus antepasados y pasó a Flandes en lo más florido de la edad, donde se empleó al servicio del Emperados Carlos V, a las órdenes de su hermano mayor Luis de Quesada. Contrajo matrimonio en Amberes con Madame Cornelia de Brujas, progenitores de los Marqueses de la Rambla, Vizcondes de Cabra, del Santo Cristo y de otras familias ilustres de España. Juan de Molina Quesada, desciende directamente de Alonso de Quesada, Alcaide del castillo de Arenas, en Jaén; se estableció en Canarias con su esposa el año 1568, fundando una Casa opulenta, que no sujetaron a Mayorazgo, dividiéndose entre su numerosa familia.
Por la «Relación» de algunas casas y linajes del Reino de Galicia, sabemos que Gómez Pérez das Mariñas socorrió a Gutierre de Quesada para enseñorearse de Castro de Rey y de Otero de Rey.
Doña Catalina de Quesada y Sotomayor, casó con Don Gregorio Troncoso de Sotomayor, y tuvo al almirante
Gonzalo Troncoso de Sotomayor y a Don Juan de Quesada Sotomayor. Gonzalo Troncoso de Sotomayor, almirante, y a Juan de Quesada Sotomayor, nació en Alfán (municipio de Sotomayor, Pontevedra) en 1590, como indica él en los
poderes dados para testar, pese a creérsele oriundo de Murcia. Fue tesorero en el Perú, además de familiar del Santo Oficio, y casó con Doña Catalina de Segovia y Paz, en primeras nupcias, y con Doña Sebastiana de Vera en segundas, tuvo a
a. Doña María de Quesada y Sotomayor de la Paz, nació en Lima en 1622; casó con Pedro Caballero de Tejada y Díaz de Contreras, calagurritano; tuvo a
Ursula Caballero de Tejada y Quesada Sotomayor; natural de Lima (1643), que casó con Don Luis de Miranda y Laynes, con descendencia.
b. Doña Catalina de Quesada y Sotomayor, que casó con Don José Hurtado de Chaves y Henríquez de Mendoza, que sería conde de Cartago (1686), y tuvo a
Doña Magdalena Hurtado de Chaves y Quesada (1664), que casó con Don Diego Eustaquio de Carvajal Marroquí, consejero general del Perú, alcalde ordinario de Lima, y tuvo a
Don Diego Gregorio Joaquín de Carvajal y Vargas, nació en Lima en 1686; conde de Castillejo, marqués consorte de Santa Lucía de Cochán y correo mayor perpetuo de Indias; Consejo de Santiago en 1713, y a
Doña Josefa de Carvajal y Vargas, que casó con Don García de Híjar, conde de Villanueva de Soto y marqués de San Miguel de Híjar. con Doña Catalina de Carvajal y Quesada, futura marquesa de Monterrico.
(Cfr. Lohmann, I, páa 83.)
En el Archivo Nacional de Genealogías, tomo V, folio 697, aparece Don José Quesada, de quien Andrés Alvaro de clara que «le conoció en el Remo de Galicia, y vinieron juntos a esta ciudad» (Cartagena de Indias); dicho Don José Quesada casó con Blasina Salgueiro, y tuvo a
Don Marcos de Quesada, que casó con Isabel María Gelebert, de origen balear.
Armas. Descripción de los escudos, conforme a las leyes de la heráldica:
En campo de gules, cuatro bastones de plata, cargado cada uno de seis armiños de sable.
Otros sustituyen los bastones por bandas.
Otros traen escudo partido: 1.°, las armas anteriores, y 2.°, en campo de oro, ocho calderas de sable puestas hacia abajo y en dos palos.
Simbología de las armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753
Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, péleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín.
La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño.
El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza.
Los armiños, en heráldica, simbolizan la inclinación que tienen los hombres a viajar por tierra y mar; propensión que se atribuye a los Bretones. También representa la Pureza. El uso de traer los armiños por forros en sus vestidos, los Gobernadores y personas de representación, dió motivo a algunos heraldos para tener los armiños por símbolo de Dignidad. Fernando V, rey de Aragon, cuando echó de Calabria al duque de Lorena, descubierta la conspiración del príncipe de Resana, instituyó una órden de caballería llamada del Armiño, dando a sus caballeros un collar de oro con un armiño pendiente, y por divisa el epígrafe "Malo mori quam faedari", para mostrar a los caballeros de dicha órden que primero se debe morir que faltar a la fidelidad de su príncipe.
La banda significa el tahalí del caballero, y la banda que traían atravesada del hombro diestro al flanco siniestro, y por eso se expresa en esta situación en el escudo, habiéndola puesto por armas muchos de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguian las naciones.
El bastón simboliza mando militar. El llamado Bastón de Mando es el símbolo de autoridad en alcaldes y funcionarios. Cuatro "bastones" de gules en campo de oro, son las armas de los reyes de Aragón.
Las calderas, en armería, eran la señal de "Rico hombre" en España, simbolizando la abundancia.