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Origen y significado del apellido PEÑA
Peña es un apellido toponímico de origen navarro, proveniente de la Sierra de Peña (Navarra), que se hace castellano y toma solar en el Valle de Mena (Burgos), desde donde se extendió por toda la península. Las primeras referencias de este apellido se remontan al año 750. La familia Peña vivían, originalmente, cerca de un acantilado o terreno rocoso. Los registros indican que el nombre deriva de la palabra "peña" que significa "roca", "peñón" o "acantilado".
Debido a su gran antigüedad, es difícil asegurar el solar original del apellido Peña, pero algunos genealogístas lo sitúan en la Merindad de Sangüesa en donde se encuentra el caserío Torre de Peña en las faldas de la sierra del mismo nombre, y además tienen a Oto de la Peña como el fundador y tronco de este linaje, Caballero que auxilió a García Ximénez, primer Rey de Navarra, en sus empresas contra los moros por los años 750.
En casi todas las regiones de España hubo casas solares de este apellido, figurando entre las más conocidas las radicadas en las provincias de Zaragoza, Burgos, Santander, Vizcaya, Guipúzcoa, Soria, Palencia Zamora, Salamanca, Avila, Toledo, Guadalajara, Madrid, Cádiz, Valencia, Mallorca, Pontevedra, Oviedo y Canarias.
En Aragón hubo muy antiguas y nobles casas de la Peña, de unas de las cuales fue el caballero García de la Peña, uno de los quince Ricohombres de Aragón que mandó degollar el rey don Ramiro II el Monje, en el año de 1136.
Jordán de la Peña, Ricohombre de Navarra, figuró entre los que juraron al Infante don Pedro en 1254.
Gelacián de la Peña pasó desde Tolosa (Francia) a servir al Rey don Jaime I de Aragón en la conquista del reino moro de Valencia, donde quedó heredado en recompensa por sus servicios y fundó nueva casas solar del apellido.
Dice el tratadista aragonés don Bizén d´O Río Martínez, en su obra "Diccionario de Heráldica Aragonesa", que hubo una muy antigua casa solar de este apellido en la villa de Uncastillo, desde donde sus ramas pasaron en tiempos antiguos a las poblaciones de Sádaba, Borja, Tarazona, Castilliscar y Zaragoza, todo ello en la provincia de Zaragoza.
Una de las ramas de la provincia de Zaragoza pasó a la localidad de Villarroya de los Pinares, en la provincia de Teruel, donde levantaron nuevo casal del apellido. Estos Peña usaron armas muy parecidas a las primitivas de los Peña de Zaragoza.
En relación al origen etimológico y significado del apellido Peña, en el "Diccionario de apellidos españoles", podemos leer que procede del sustantivo castellano peña, "roca de tamaño muy variable", "cumbre de un monte". Este apellido se originó por vía toponímica como indicación del lugar de residencia o procedencia del individuo, pues son abundantes en la toponimia española los parajes, partidas, montes o poblaciones de tal nombre.
A los Peña de Valencia, se les considera descendientes del caballero Gelacián de la Peña, antes mencionado.
Los Peña de Mallorca tuvieron su casa solariega en la villa de Sóller.
Los Peña de Galicia proceden de distintas casas: la de Santa Cruz de Castrelos, en las inmediaciones de Cambados (provincia de Pontevedra), de la que salieron los PEÑA de Cambados, los PEÑA CARDECI de Villanueva de Arosa (en la misma provincia pontevedresa) y los PEÑA RUFINA de Santiago de Compostela; de la casa de Bretoña (Mondoñedo) salieron los que con el nombre de PEÑA MONTENEGRO se unieron a los FABEIRO, de Padrón, de los que fue el célebre obispo de Quito, D. Alonso de la Peña Montenegro, y PEÑA MONTENEGRO aparecen, como tendremos oportunidad de ver, en el Nuevo Reino de Granada. En la villa de Maside (Carballiño, provincia de Orense) es notable la casa señorial llamada das Condomas, del siglo XII, fundada por D. Benito de la Peña, conservándose en posesión de sus descendientes por línea femenina. Dícese que su nombre se explica porque sus dueños recorrían tres parroquias sin salir de su dominio das Condomas, que significa lo mismo que condominio.
De otros PEÑA, radicados en la ciudad de Vigo, también proceden muchos de los que se encuentran hoy en Colombia, con larga sucesión y figuras importantes. En otras partes de Galicia nos salen al paso muchas veces, y varios de ellos probaron su hidalguía en la Real Chancillería de Valladolid, como es de ver por este recuento del Catálogo inapreciable de Basanta: D. Bartolomé de la Peña de la feligresía de Santa María de Soto (Betanzos) en 1516; D. Diego de la Peña, de La Coruña, en 1551; D. Hernán de la Peña, D. Juan de la Peña y D. Ruy de la Peña, de Santa María Magdalena, en tierra de Montaos, en 1522 y 1602; D. Juan de la Peña, de Cea, en 1599. Hay otros PEÑA del lugar de Montenegro, lo que acaso explique el origen de ambos apellidos unidos. Por fin, D. Rodrigo de la Peña, de la feligresía de S. Pedro de Mor, en el valle de Oro (provincia de Lugo) en 1555. Otros PEÑA, de Vigo, pasan asimismo al Nuevo Reino de Granada.
Entre los individuos de los de Galicia que merecen ser recordados, además del Iltmo. Alonso de la Peña Rivas y Montenegro, que ocupará nuestra atención en las genealogías, debemos recordar la figura de aquel dominico gallego, P. Fr. Pedro Peña, catedrático de Teología en San Jacinto de Méjico y en la Universidad de Manila, definidor general de su Orden y procurador general de las misiones de Filipinas.
D. JUAN DE LA PEÑA, vecino de Santa María de Bretoña (diócesis de Mondoñedo), tuvo por hijo a
D. DOMINGO DE LA PEÑA, que casó con D.ª Mayor Fabeiro de Rivas, nació en El Padrón (provincia de La Coruña) y tuvo al
Iltmo. Sr. D. ALONSO DE LA PENA RIVAS MONTENEGRO, nació en Padrón el 29-IV-1596, y falleció en Quito el 12-V-1688; cl. mayor de Fonseca, en Santiago en 1617, y un año en el mayor de San Bartolomé, de Salamanca; bachiller, licenciado y doctor en Teología; catedrático de Artes en la Universidad compostelana en 1622, donde se doctoró al año siguiente; canónigo magistral en la colegiata de Padrón, y más tarde lectoral de la catedral de Mondoñedo; lectoral de la catedral de Santiago en 1644 y rector de la Universidad de Santiago en 1644 y más tarde en 1652. En 1653 Felipe IV lo presentó para la sede episcopal de San Francisco de Quito (entonces del Perú), y donde antes había sido obispo otro gallego, el franciscano vigués Iltmo. Fr. Francisco de Sotomayor, como después lo fue otro gallego y su sucesor, D. Sancho Figueroa y Andrade. Mereció D. Alonso ser llamado Pauta de Prelados, y en 1668, cuando era a la vez capitán general y presidente de la Audiencia de Quito, publicó en Madrid su Itinerario para párrocos de Indias, que mereció los honores de la reimpresión en Lyon y en Amberes. El magnífico legado que otorgó en Quito, el 15-I-1659, demuestra bien a las claras su amor a la colegiata de Iria, en Padrón, y a la catedral de Santiago, lo mismo que a su Universidad, en la cual todavía se ofrecen sufragios por su alma, en recuerdo del que fue su catedrático y rector, así como protector munificentísimo. (V. Ramírez de la Peña).
D. DOMINGO DE LA PEÑA, casó con D.ª Ágata del Prado, tuvo por hijo a
1. D. Francisco Peña y Prado, que sigue la línea
2. D. Mateo Peña y Prado, que casó con D.ª Francisca Monteserín, y tuvo por hijo a los presbíteros de Buga (Colombia), D. José Ignacio Peña y Monteserín, y a D. Manuel Vicente Peña Monteserín.
D. FRANCISCO PEÑA Y PRADO, nació en Vigo, pasó al Nuevo Reino de Granada y se radicó en Buga, casó con D.ª Josefa Plaza, nacida en 1747 (hija de D. José de la Plaza y D.ª Micaela Teresa de Leis; nieta materna de D. Antonio Leis Gamboa e Isabel Domínguez de San Cibrián, todos gallegos), y tuvo por hijo a
1. D. Luis Antonio Peña y Plaza, sacerdote nacido en Buga, 1785, cura y vicario de Buga, subdirector de Instrucción Pública de la provincia del Cauca.
2. D. MATÍAS PEÑA Y PLAZA, que casó con D.ª María Salcedo, y tuvo numerosos hijos, con larga e ilustre descendencia.
También hallamos en tierras colombianas a representantes de los apellidos gallegos PEÑA-MONTENEGRO, probablemente procedentes de tierras viguesas, como lo indicó su apellido de PANJÓN, que más adelante se convirtió en PAJÓN.
D. NICOLÁS PANJÓN DE LA PEÑA, casó con D.ª Isabel Pardo y tuvo por hijo a
1. D. José Francisco Pajón de la Pena Montenegro, que sigue la línea
2. D. Manuel Pajón de la Peña y Montenegro, que casó con D.ª María Antonia Londoño, se avecindó en Antioquía y tuvo a
a) D.ª M.ª Teresa, que casó con D. Francisco Londoño.
b) D.ª María de Jesús, que casó con D. Jorge Martínez, hijo del doctor D. Manuel Martínez y D.ª M.ª Antonia de Cossío.
c) D.ª Rosa, que casó con su primo D. José M.ª Pajón Londoño.
d) D.ª M.ª Josefa, soltera.
e) D. José Manuel Pajón.
D. JOSÉ FRANCISCO PAJÓN DE LA PEÑA Y MONTENEGRO, casó en Medellín, el 19-VI-1784, con D.ª Francisca Londoño; se trasladó a la ciudad de Antioquía, donde residió hasta que falleció en mayo de 1805, y tuvo por hijo a
1. D. FRANCISCO, que casó con D.ª Josefa Quevedo (hija de D. José María Quevedo y D.ª María Agudelo), con sucesión.
2. D. José, que casó con su prima D.ª Rosa Pajón Londoño.
3. D. Luis, casó con D.ª Rita Lara, con sucesión.
4. D. Rafael, que casó con D.ª Josefa Cossío.
5. D. Miguel, que casó con D.ª Carmen Palacio, etc.
N.B.: No tratamos aquí de los GUTIÉRREZ DE LA PEÑA, que merecen capítulo aparte entre los de Galicia, y no vemos hayan dejado sucesión en el país colombiano.
En el País Vasco tuvieron Casa Solar en el lugar de San Esteban, del Ayuntamiento de Carranza y partido de Valmaseda.
Francisco de la Peña, natural de San Esteban de Carranza, contrajo matrimonio en San Cipriano de Carranza, en 1608, con doña María de Sarabia, y fueron padres de José de la Peña y Sarabia, bautizado en San Esteban de Carranza el 11 de Febrero de 1711, que casó con doña Tomasa de la Brena, a la que hizo madre de Manuel de la Peña y Brena, bautizado en San Esteban de Carranza el 25 de Febrero de 1742, que se avecindó en Madrid, donde casó en la parroquia de San Andrés, en 1771, con doña Antonia de Tobares, naciendo de esta unión Joaquín de la Peña y Tobares, bautizado en la parroquia de Santa Cruz, de Madrid el 2 de Diciembre de 1776. Trasladó su residencia a Ezcaray (Rioja), donde fue Oficial de la Contaduría de la Real fábrica de paños. Para ello necesito probar su vizcainía, iniciando el expediente en la Chancillería de Valladolid, y obteniendo declaración el 10 de Diciembre del mismo año.
Otra casa radicó en el lugar de Presa, del mismo Valle de Carranza y de ella procedió Juan Ventura de la Peña y Ranero, vecino de Burgos, que obtuvo declaración de vizcainía en la Chancillería de Valladolid el 26 de Octubre de 1774.
Manuel de la Peña y de la Guerra, vecino de Güemes, también de Vizcaya, obtuvo Real provisión de vizcainía en la misma Chancillería el 25 de Septiembre de 1765.
Manuel de la Puente y de la Peña, descendiente por línea materna del barrio de la Peña, en el mismo Valle de Carranza, ganó Real carta ejecutoria de hidalguía contra la ciudad de Salamanca el 21 de Agosto de 1789.
También hubo de este apellido en Guipúzcoa: Nicolás e Ignacio de la Peña, hermanos, probaron su hidalguía ante la Justicia ordinaria de Irún, en 1736. Pedro Peña Garicano, vecino de Arriarán, y su hermano Martín Peña, vecino de Gudugarreta, eran descendientes de la casa solar de Peña Garicano, sita en Legorreta, villa del partido de Tolosa, y acreditaron su hidalguía formalizada en Gudugarreta, en 1688, y existente hoy en el Archivo municipal de Segura.

Armas. Descripción de los escudos, conforme a las leyes de la heráldica:
Los de Valencia y los de la villa de Sóller, en Mallorca: En campo de oro, una peña con matas y flores nacidas en ella. Que son las que traía, según mosén Jaime Febrer, el caballero Gelacián de la Peña, que sirvió al rey don Jaime I de Aragón en la conquista de Valencia.
En Galicia traen: Sobre campo de plata, una peña de sinople, con cinco pinos superado cada uno de una estrella de oro.
Variantes: En Galicia, las Armas que hemos hallado en una piedra de la casa solar de Santa Cruz de Castrelos, cuyos colores y metales ignoramos, pero que miran como suyas los de Villanueva de Arosa, y que damos entre los dibujos. En campo de gules, un medio muro de plata sobre unas peñas, y en lo alto tres estrellas de oro.
Los de San Esteban, de Valmaseda traen: De plata, con un peñasco de sinople de cinco puntas, surmontada cada una de ellas de una estrella de oro.
Escudo apellido PeñaEscudo apellido Peña

Simbología de las armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753
Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, péleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín.
La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño.
El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza.
El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huerfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miercoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los principes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general.
El caballero simboliza la nobleza. En los comienzos de la Edad Moderna, era "soldado de caballería, que servia a su costa con armas y caballo". Desde el reinado de Felipe III, Caballero es el "Hidalgo de Nobleza reconocida".
La cruz es una pieza honorable, que representa la espada del caballero, dándose en Armería al combatiente que sacaba la espada teñida de sangre de sus enemigos. Del tiempo de las cruzadas quedaron algunas familias con la cruz por armas, para denotar que habían estado en ellas.
La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.