Según A. García Carraffa es apellido patronímico derivado del nombre propio Pascual, y que por tener ese carácter lo han llevado, y lo llevan, familias de distinta sangre y procedencia. Es natural que entre algunas de ellas se acuse la existencia de un tronco común, por ser ramas que dimanaron de un mismo solar, pero de ningún modo puede ser aplicado a las derivadas de otros solares, y menos a todas y en forma absoluta. Según otros autores el origen es vasco, del Valle de Zárate (Álava) de donde pasó a tierras de Cameros en La Rioja.
Opinan algunos autores que todas las familias de este apellido diseminadas por distintas regiones proceden de un mismo solar y tronco, y que, por tanto, existían entre sus fundadores vínculos de sangre y parentesco en mayor o menor grado. Añaden que así lo demuestra el hecho de figurar en sus escudos de armas un cordero, aunque en diversas posiciones y formas. Dicen también en apoyo a ese criterio, y siguiendo lo escrito por Alonso López de Haro en su Nobiliario Genealógico, que en un principio se llamaron Pascoa y que con el tiempo se corrompió este vocablo en Pascual. Finalmente tratan de robustecer sus aseveraciones con la cita de antiguos varones, considerados todos ellos como pertenecientes a una misma y única familia Pascual.
No nos inclinamos a compartir la opinión de los aludidos autores, fundándonos en la razones que siguen:
En primer lugar no puede afirmarse que el cordero figure en todos los blasones de Pascual. Hay algunos que no contienen esa pieza. Por añadidura, en los escudos en los que el cordero aparece, es a título de "cordero pascual", lo que en cierto modo le da carácter de pieza parlante, si no por la voz "cordero", si por la voz "pascual", y sabido es que tal clase de piezas las llevaron a sus armas familias de muy distinto linaje y origen.
En segundo término no es suficiente que los Pascual se llamasen en un principio Pascoa, para consideran a todos los así apellidados como descendientes de un mismo y primitivo solar y tronco, porque tal denominación de Pascoa (no comprobada con testimonios evidentes) más tuvo que afectar al nombre propio que el apellido de igual voz, si se tiene en cuenta que en por pretéritos tiempos a que se remonta la existencia del Pascoa, no habían llegado a su completa formación y uso los apellidos de linaje y familia.
En ayuda de lo que va dicho viene, por último, este otro justificado reparo. Casi todos los primitivos varones que mencionan los autores a quienes venimos refiriéndonos, como ascendientes de una misma y única familia Pascual, no llevan el Pascual como apellido, sino como nombre propio, lo cual dista mucho de que tales citas puedan valer para cimentar una afirmación que sale perjudicada con tal apoyo.
Antiguos historiadores y cronistas, al hablar de los primeros y más destacados caballeros del apellido Pascual, recogen rancias tradiciones que tampoco contribuyen a firmar que todas las familias de este caballero proceden de un tronco común. Una de ellas hace referencia a cinco caballeros godos, uno de ellos llamado Pascual, y todos originarios de Salamanca, que por negarse a desertar del catolicismo para abrazar el arrianismo, sufrieron martirio. Su origen salmantino, tan distinto de los que tuvieron otros Pascual y mucho más antiguo, en nada favorece la pretendida comunidad de cuna de los de este apellido, ni es razonable deducir, porque uno de los mencionados caballeros godos se llamase Pascual, que fuese el fundador y tronco del apellido. Sin contar que toda conjetura a base de una leyenda relativa a tiempos tan remotos, carece por completo de valor.
La otra tradición adolece de los mismos males en lo que toca a descubrirnos el origen común de las familias Pascual. Pero es amena y curiosa y merece que la sinteticemos. Hallándose, con parte de su ejército, el Conde de Castilla Garci Fernández (hijo del Conde Fernán González) en San Esteban de Gormaz (Soria), vino sobre dicha villa el rey moro Almanzor para cercarla y derrotar a los castellanos. Presto el Conde Garci Fernández a destruir aquellos planes, concertó con los suyos dar la batalla al enemigo al día siguiente, y tan pronto como llegó el alba oyeron misa, saliendo luego al campo a combatir a los sarracenos. Entre los caballeros del Conde había uno que tenía por costumbre, después que entrara en una iglesia, no salir de ella hasta que terminaran todas las mismas que estuvieran diciendo. Y en aquella mañana fue el único que, una vez oída la misa por sus compañeros de armas, permaneció en el templo sin salir a pelear. Esperábale su escudero en la puerta de la iglesia, teniendo de la brida al caballo de su señor con el escudo y la lanza, y desde allí miraba como iba desarrollándose la lucha, lamentándose de que su señor no interviniese en ella y pensando que lo hiciese por cobardía y no por fervor religioso, como si no le hubiera visto pelear con denuedo en otras ocasiones. Pero Dios quiso librar de aquella vergüenza a tan cristiano caballero, obrando un milagro. Durante la batalla, vióse a un guerrero de las mismas señas, armas y divisa que traía aquél , peleando con tal excepcional arrojo y bravura, que aventajó a todos los otros del Conde y mató al que llevaba la bandera del rey Almanzor. Acabadas las ocho misas de los ocho religiosos que residían en el monasterio, ya habían sido vencidos los moros y obtenida la victoria por los castellanos, que no cesaban de elogiar lo valeroso que había combatido el aludido caballero. Algunos autores dicen que al terminar la misa salió de la iglesia, escuchando entusiastas felicitaciones de sus compañeros de armas por lo eficazmente que había contribuido a la victoria, pero que tomándolo como burla respondió que no había obedecido a cobardía el no haber tomado parte en la batalla, sino a la promesa que tenía hecha de no dejar de oír toda misa comenzada. Mas como en su cuerpo aparecían, así como en su caballo, los mismos magullamientos y heridas con que salió de la lucha el guerrero que lo sustituyó, comprendieron todos que se trataba de un milagro y que el Señor había enviado un ángel para que luchase mientras el oraba. Añade esa tradición que por haber acaecido aquel suceso en Pascua florida, le llamaron desde entonces Vivas Pascual, dando ello motivo a la formación del apellido. Así se refiere en la Crónica de los Reyes Godos de Castilla, en la segunda parte del libro de las Grandezas de España y en la Historia General de España, reinado de Ramiro III. Esta difiere de las demás al decir que el caballero por quien el Señor obró aquel milagro se llamaba Fernán Antolínez. Otros antiguos cronistas afirman que era conocido como Pascual Vivas y también como Vivas Pascual antes de la batalla, y que en la iglesia de Nuestra Señora del Ribero, en San Esteban de Gormaz, había un sepulcro metido en la pared con un busto del repetido guerrero y con la siguiente inscripción en piedra: "Aquí yace Vivas Pascual, el qual oyendo Misa en esta iglesia lidiaban sus armas, y este es así".
Hubo casas solares en Vizcaya, la Rioja, Álava, Navarra, Aragón, Cataluña, Mallorca, Valencia y Alicante, extendiéndose sus líneas por otras regiones de España.
Los Pascual de Alicante y Valencia tienen origen vizcaíno, puesto que se les reconoce como descendientes de un caballero llamado Juan Pascual que procedía de Vizcaya y ayudó eficazmente a don Jaime I de Aragón en la conquista del reino de Valencia. Así lo confirma el autorizado testimonio de Mossén Jaime Febrer, ahijado y gran servidor del citado monarca, en sus Trovas: "Fueron sus acciones como su sangre, muy distinguidas; desciende de Vizcaya: y se halló en el sitio y toma de Jijona (Alicante), donde se quedó. Hoy está domiciliado en Alicante, para disfrutar los premios que le honran, pues publica la fama sus proezas".
Sus sucesores continuaron residiendo en Alicante y formaron varias ramas, siendo las mas principales las apellidadas Pascual de Pobil, Pasqual de Bonanza, Pasqual de Ibarra, Pasqual de la Verónica, de Riquelme, de Canicia, de Orami, etc.
Algunas ramas pasaron a Valencia y Murcia. Otra quedó establecida en Jijona (Alicante), y se lee que la fundó el citado caballero vizcaíno Juan Pascual y que sus descendientes fueron bailíos de aquella villa. Otra radicó en Jávea (Alicante).
Ancheti Pascual, que, con su madre doña Clio, fue gran bienhechor del monasterio de San Millán de la Cogolla (Logroño) en el año 1034, como también lo fueron, en el año de 1284, sus descendiente Domingo Pascual y su mujer doña Sancha, vecinos del Valle de San Millán.
Otro Domingo Pascual, nacido en tierra de Cameros (Logroño), Canónigo de Toledo y Crucero de su Arzobispo, fue el primero que con el guión y cruz arzobispal atravesó las líneas de los moros en la batalla de las Navas de Tolosa. Aquel guión y cruz se conservan en una capilla de la iglesia parroquial de San Miguel de Vilches. Y se asegura que el citado Domingo Pascual es el caballero que que en el cuadro de dicha batalla que existe en las Huelgas de Burgos, aparece retratado a caballo delante del rey don Alfonso VIII, con roquete y cruz. Después de aquella batalla vivió poco tiempo. Falleció siendo Deán de la Santa Iglesia de Toledo, y fue sepultado en su capilla de Santa Catalina "en un sepulcro no tan suntuoso y magnífico como tal iglesia debería dar a tal hijo", según enjuicia Alonso López de Haro, quien agrega: "Habrá ocho o nueve años (principios del siglo XVII) que desenganxándose una de las piedras de su sepulcro, muchas personas vieron su cuerpo tan entero como si le acabasen de enterrar entonces, aviendo más de cuatrocientas años que murió". Un sobrino suyo del mismo nombre fue más tarde Arzobispo de Toledo.
El solar de Vizcaya, está considerado como uno de los más antiguos de este patronímico el que radicó junto a la villa de Ochandiano, del partido judicial de Durango, con rama en la villa de Zalla, del partido judicial de Valmaseda, y en el Valle de Zárate. Vizcaínas eran también las ramas que crearon algunas de las casas de Pascual en la Rioja, Álava y Navarra.
Los Pascual de la Rioja residieron en San Vicente de la Sonsierra y en Haro. Otra casa riojana de este apellido radicó en la villa de Conago, perteneciente al partido judicial de Cervera del Río Alhama, y de este solar procedieron, en opinión de varios autores, algunos de los Pascual establecidos en Navarra. También hubo en la Rioja, en tierra de Cameros y con mucha anterioridad a las indicadas casas, un solar muy importante del linaje Pascual. Sus descendientes hicieron sus principios asiento en la villa de Torrecilla de Cameros.
Los Pascual extendidos por Aragón son originarios, en su mayor parte, del palacio-solar de este apellido que desde tiempos muy remotos existía en la calle de la Canovilla de la villa de Torla, enclavada en el Valle de Broto y perteneciente al partido judicial de Boltaña y provincia de Huesca. Sus ramas crearon nuevos casales solariegos en Jaca, Zaragoza, Tarazona (Zaragoza), en Monterde, de la jurisdicción de Albarracín (Teruel), morando también algunas de sus líneas en la ciudad de Alcañiz, de la misma provincia, y en la villa de Ayerbe, de la de Huesca.
En la ciudad de Vic y en las villas de Arenys de Mar y Vilanova y Geltrú, de la provincia de Barcelona, tuvo casas solares este apellido. Otra radicó en la villa de Arbeca, de la provincia de Lérida.
En Mallorca, Joaquín María Bover, en su Nobiliario Mallorquín, cita los siguientes Pascual: Pedro Pascual, procurador general del rey don Jaime III y su defensor en el proceso que contra él fulminó el monarca aragonés don Pedro IV. Fray Jaime Pascual, dominico, que en 1343 fue uno de los síndicos que la ciudad de Palma de Mallorca envió a Paguera para felicitar al citado rey de Aragón cuando desembarcó en dicho puerto. Juan Pascual, que en 1445 era jurado de la ciudad y reino de Mallorca. El P. Antonio Raimundo Pascual, monje cisterciense, célebre sectario de Raimundo Lulio, Académico de la Real de la Historia, varón de gran talento y autor de interesantes obras.
Según algunos autores hay un linaje diferente del mismo apellido, cuya casa solar radicó en Puigcerdá, provincia de Girona.
Armas. Descripción de los escudos, conforme a las leyes de la heráldica:
Escudo cuartelado: 1.º y 4.°, en campo de sinople, un cordero de plata, con banderilla, y 2.º y 3.º, en campo de azur, dos torres de oro en cada cuartel, y entre las torres, una estrella, también de oro. Bordura de oro, con esta leyenda en letras de azur: «Sub cujus pede fons vivus emanat.»
Los Pasqual catalanes de la casa de la ciudad de Vic: En campo de gules, un cordero pascual de plata, con un bandera del mismo metal cargada de una cruz llana de gules y con el asta de oro.
Otra casa catalana, de Puigcerdá, trae: en campo de azur, un cordero pascual al natural, con un estandarte de plata y una cruz de gules en él.
Los de Mallorca: De sinople, con un cordero de plata.
El caballero Juan Pascual, descendiente de las casas de Vizcaya, que sirvió a don Jaime I de Aragón en la conquista de Valencia y de quien proceden los Pasqual alicantinos y valencianos, traía las siguientes armas, según mosén Jaime Febrer: Partido: 1.º, de azur, con dos torres de oro surmontadas de una estrella del mismo metal, y 2.º, de sinople, con un cordero de plata, bebiendo en una fuente.
Los de Navarra traen Según Labayru: Cuartelado: 1º y 4º, en campo de sinople, un cordero de plata con una bandera (semejando un Agnus Dei) que tiene la cruz del asta de gules, y 2º y 3º, de gules, con una torre de oro sobre peñas de su color y surmontada de una estrella de oro. Bordura de azur con este lema en letras de oro: "Sub cujus pede fons virus etnanat". Carlos de Guerra dice que los cuarteles segundo y tercero tienen el campo de oro y la torre de piedra, y que es de azur la estrella de que va surmontada la torre.
La casa de Cornago (Logroño), de la que, según varios autores procedieron algunos Pascual navarros, ostentaba otro escudo que la Nobleza Executoriada de Navarra describe en esta forma: "El escudo es un cuartel rodeado de puntas, y en su medio, un león rampante con cuatro bandas a los pies." En otra parte de la misma Nobleza Executoriada dice que las armas de los Pascual son: "Escudo de cuatro cuarteles; en dos de ellos a cuatro bandas separadas; en otro una cruz crecida y vaxo ella una flor de lis, y en el otro dos calderos con sus asas."
Simbología de las armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753
Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, péleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín.
La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño.
El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza.
El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.
El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huerfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miercoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los principes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general.
La banda significa el tahalí del caballero, y la banda que traían atravesada del hombro diestro al flanco siniestro, y por eso se expresa en esta situación en el escudo, habiéndola puesto por armas muchos de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguian las naciones.
La bandera es la señal o insignia con que se distingue a un cuerpo de tropa. Símbolo de poder y de señorío sobre huestes y vasallos. La bandera se usaba mas en timbres que como divisa del escudo, sin embargo, dentro del blasón suele proceder de caballeros que pertenecieron a la Orden Militar "Caballería de la Razón", que fundó Don Juan I, rey de Castilla, en el año 1385, usando como divisa un estandarte.
El estandarte es la señal o insignia con que se distingue a un cuerpo de tropa. Símbolo de poder y de señorío sobre huestes y vasallos. La bandera se usaba mas en timbres que como divisa del escudo, sin embargo, dentro del blasón suele proceder de caballeros que pertenecieron a la Orden Militar "Caballería de la Razón", que fundó Don Juan I, rey de Castilla, en el año 1385, usando como divisa un estandarte.
La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario.
El caballero simboliza la nobleza. En los comienzos de la Edad Moderna, era "soldado de caballería, que servia a su costa con armas y caballo". Desde el reinado de Felipe III, Caballero es el "Hidalgo de Nobleza reconocida".
El cordero es el símbolo de la insigne y militar Orden del Toisón de oro, instituida por Felipe II en 1429, y lo llevaron en sus escudos sus caballeros y descendientes.
La cruz es una pieza honorable, que representa la espada del caballero, dándose en Armería al combatiente que sacaba la espada teñida de sangre de sus enemigos. Del tiempo de las cruzadas quedaron algunas familias con la cruz por armas, para denotar que habían estado en ellas.
Los calderos servían para el manejo de vituallas. Eran antiguamente la marca de ricohombre en España. Viene su origen del pendón y calderas que entregaban los reyes a aquellos magnates que consideraban Grandes del Reino, teniendo entre sus facultades privativas, la de levantar y sostener tropas a sus expensas. Se asocia siempre a la idea de poder y riqueza.
La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.