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Origen y significado del apellido PADILLA
Según Argote de Molina, los de este linaje pusieron por armas las padillas por alusión a su apellido, ganado por ser los Señores de la villa de Padilla, pero antes advierte de cierta versión dada por algunos y que él considera como fantasiosa y falsa. Es esta: "decir que los Padillas pusieron por armas unas padillas que son instrumentos rústicos a manera de palas de horno porque un caballero de este linaje defendió de los moros un castillo con una de esas palas, es cosa que no se puede creer, pues un linaje tan principal como este y que hacía más de cuatrocientos años que son ricoshombres e hicieron grandes y valerosos hechos en armas no habrían de escoger un blasón de tan poco valor". Nos induce a duda esta afirmación, puesto que "padilla", es el horno aislado de una sola boca y en el cual se usan palas de largos mangos para situar los alimentos a asar.
Lo que sí es cierto es que los Padilla son originarios de Coruña del Conde, localidad de Burgos, llamada antiguamente Padilla de Yuso, y que los miembros de este apellido fueron siempre personas muy destacadas en Castilla.
Este linaje desciende de Pedro González de Padilla, que fue ballestero de Pedro I y contrajo matrimonio con María González de Leiva, señora de Coruña del Conde, entre cuyos hijos cabe destacar a:
Juan Diego García de Padilla, casado con María Gómez de Hinestrosa, padres de Diego García de Padilla, Maestre de Calatrava entre 1355 y 1365, y de María de Padilla, amante de Pedro I el Cruel.
Gonzalo López de Padilla, cuyo hijo Garci López de Padilla fue Maestre de Calatrava entre 1296 y 1322 y tuvo a Juan Fernández de Padilla (m. 1376), que ejerció de camarero mayor del rey y contrajo matrimonio con Juana García de Ayala, de quien desciende Pedro López de Padilla.
Este Pedro López de Padilla (m. 1449), contrajo matrimonio con Leonor Sarmiento, entre cuyos hijos podemos destacar a:
Juan López de Padilla (m. 1468), nombrado adelantado mayor de Castilla, título que conseguirán patrimonializar. Contrajo matrimonio con Mencía Manrique de Lara, señora de Santa Gadea del Cid, hija de Gómez Manrique de Lara (1356-1411), señor de Frómista, Requena y Santa Gadea, y su esposa Sancha de Rojas, fundadores del monasterio burgalés de Nuestra Señora de Fredelval, donde fueron enterrados, conservándose actualmente sus sepulcros en el Museo de Burgos. Su hijo Pedro López de Padilla, adelantado mayor de Castilla, contrajo matrimonio con Isabel de Pacheco o Meneses, hija natural de Juan Pacheco, I marqués de Villena, y Catalina Alfon de Ludeña, que fue legitimada por Enrique IV en 1456. De este matrimonio nacen: el primogénito Juan de Padilla; Antonio López de Padilla, que siguió la línea como Adelantado Mayor de Castilla tras la muerte de su hermano mayor, se casó con Inés Enríquez de Acuña, hija de los II condes de Buendía, de quienes descienden los condes de Santa Gadea; María López de Padilla, casada con Juan de Acuña, III conde de Buendía; Jerónimo de Padilla, caballero de Santiago y fundador del convento de Nuestra Señora de la Piedad en Torredonjimeno (Jaén), donde está enterrado; y García de Padilla, comendador de Calatrava, que llevó a cabo importantes reformas en el convento de Fresdelval.
Sancho de Padilla, señor de Mascaraque (Toledo), donde lleva a cabo importantes reformas en el castillo. Contrajo matrimonio con Marina de Sandoval y, entre sus hijos, cabe destacar a Gutierre de Padilla, comendador mayor de Calatrava, Diego López de Padilla, mariscal de Castilla, y a Pedro López de Padilla, regidor de Toledo. Este último contrajo matrimonio con Mencía Dávalos, cuyos hijos fueron Gutierre López de Padilla, María de Padilla, casada con Pedro de Acuña, señor de Anguix, y Juan de Padilla, líder comunero, por cuya actuación durante este levantamiento, sus casas, situadas en la actual Plaza de Padilla de Toledo, fueron arrasadas y su solar sembrado de sal para que no volviera a crecer nada.
Otra rama tuvo su origen en Galicia, pero pasó a Castilla más tarde.
A la ciudad de Valencia pasó una rama de este linaje, quedando allí establecida.
Antonio García de Padilla, fue nombrado coadjutor ordinario de la regia corte del reino de Valencia, en 1647, por el rey Felipe IV.
I. Dicho Antonio García de Padilla casó con doña Victoria Granada, hija de Pedro Pablo Granada, ciudadano de inmemorial, y de doña Angela Ribes, y nieta de Gaspar Granada, ciudadano de inmemorial, y de doña María López Manrique. Doña Victoria obtuvo, por línea de su abuela paterna, doña María, y con imposición de su apellido, el mayorazgo fundado por doña Inés López Manrique y Ladrón de Guevara, vizcondesa de Chelva. De su matrimonio con don Antonio García de Padilla, nació
II. Juan López Manrique, antes García de Padilla, sucesor en dicho mayorazgo, que en su esposa, doña Atanasia de Blanes, tuvo a
III. Irene García de Padilla, que a la muerte de su padre obtuvo sentencia del supremo Consejo de Aragón declarándola sucesora de aquel mayorazgo con la imposición del apellido López Manrique. Contrajo matrimonio con Juan Ignacio Ruiz, y fueron padres de
IV. Mariana López Manrique, antes Ruiz y García de Padilla, que también obtuvo sentencia declarándola sucesora en el repetido mayorazgo. Contrajo matrimonio con Marcelino Jimeno, naciendo de esta unión
V. Pedro Vicente Jimeno, que casó con doña María Vicenta Tejedor, de la casa de los marqueses de Montortal, a la que hizo madre de
VI. María Vicenta Jimeno y Tejedor, mujer de José Santandreu, del que tuvo a
VII. José Santandreu, padre de Gabriel Santandreu y Toledo, que vivía en el último tercio del pasado siglo y era el sucesor en el mayorazgo fundado por doña Inés López Manrique, vizcondesa de Chelva.
Era originaria de la rama troncal, según el privilegio de caballero militar que el rey Felipe IV concedió el 23 de febrero de 1628 a don Antonio García de Padilla, perteneciente a dicha rama. En 1647 le hizo merced el mismo monarca del oficio de coadjutor ordinario de la regia corte del reino de Valencia.
Pedro de Padilla, natural de Burgos, pasó al Valle Real de Léniz, del partido de Vergara (Guipúzcoa), y se estableció en el lugar de Bedoña, donde casó con doña Juana de Ciguerondo, natural de mencionado lugar. Fueron padres de Cristóbal de Padilla y Ciguerondo, que en su mujer doña María Ruiz de Errasti, ambos naturales de Bedoña, tuvo a Cristóbal de Padilla y Ruiz de Errasti, que se unió en matrimonio con doña Catalina de Zabala, del solar de Zabala en Guellano, a la que hizo madre de Juan Antonio, Juan Bautista, Pedro, Capitán de Caballos, y José Padilla y Zabala.
Desde Guipúzcoa estos Padilla pasaron a Vizcaya, donde emparentaron con distinguidas familias del Señorío.
Doña María de Padilla, fue reina de Castilla por su matrimonio con el rey don Pedro I, "el Justiciero", aunque pasará a la historia con el mote de "el Cruel". Por razones de Estado a este monarca le hicieron casar con la princesa Blanca de Navarra, a la que no amaba en absoluto y a la que hizo recluir en un castillo, bajo la sospecha de que antes de llegar hasta él había tenido ciertos amores con su hermano, el bastardo don Fadrique. En cambio a doña María de Padilla, la amó hasta su muerte.
Otro de los personajes destacados de este linaje fue don Juan de Padilla, noble caballero, que fue uno de los jefes de los Comuneros de Castilla, que se alzaron en armas contra el centralismo que imponía el Emperador Carlos V a las ciudades españolas. Aunque acabara ejecutado, por rebelde, esto no desmerece en absoluto la nobleza, la gallardía y la honra de don Juan de Padilla, al que la historia imparcial cataloga como leal defensor de las libertades de Castilla.

Armas. Descripción de los escudos, conforme a las leyes de la heráldica:
Las propias del linaje son: En campo de azur, tres padillas de plata (palas de horno), puestas con el mango hacia abajo, perpendiculares y en situación de faja, y acompañadas, cada una, de tres medias lunas del mismo metal, puestas en lo alto, en lo bajo y al centro del costado de cada padilla, en la forma que las dibujamos.
Otros: Tres padillas de plata, en campo de azur.
Según Argote de Molina: De azur, con tres padillas de plata, y en torno de ellas nueve crecientes del mismo metal.
Estas mismas armas traen los Padillas de Busturia, en Vizcaya.
Las armas de los Padilla oriundos de Galicia fueron: en campo de azur, tres estrellas de plata, rodeadas, en orla, de nueve medias lunas del mismo metal. Luego trajeron; en campo de azur, tres padillas de plata, acostada cada una de media luna del mismo metal.

Escudo apellido PadillaEscudo apellido PadillaEscudo apellido Padilla

Simbología de las armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753
La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño.
El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.
La luna o creciente, en las armerías, se ha tenido por buen agüero, y presagio de grandeza, como se dice del sueño de Milon, hijo de Guillermo, Conde de Borgoña, a quien la noche antes de ser electo Papa, con el nombre de Calixto II, en el año 1119, se le representó en sueños un ángel, que le ponía una luna (creciente) baxo de sus rodillas, advirtiéndole, como sucedió después, que sería el Jefe de la Iglesia Universal. Los hebreos celebran las fiestas que llamaron Neomenías (en recuerdo de su pasado pastoril), y entre los árabes es distintivo de poder y de nobleza. Carlos I instituyó, en la ciudad de Mesina, la Orden Militar del Creciente, y sus caballeros y algunos de sus descendientes cargaron los crecientes en sus armas.