En el siglo XVI vivía en Güeñes, villa del partido de Valmáseda (Vizcaya), Pedro Pérez de la Vega y Santibáñez, llamado el de Salcedo, que estaba casado con doña María de la Cavex. Fueron padres de Tomás Pérez de la Vega y Cavex, bautizado en el Valle de Arcentales el 2 de Abril de 1570. Contrajo matrimonio con doña María López de Beranga, y procrearon, entre otros hijos, a Mateo Pérez de la Vega y Beranga, bautizado en Güeñes el 25 de Octubre de 1587. Se avecindó y casó en Vendejo (Santander), siendo su esposa doña María Vejo. Procrearon varios hijos, siendo el que sucedió en la casa Vicente Pérez de la Vega y Vejo, esposo de doña Juana Quevedo. Con numerosa sucesión que residió en la Montaña. Los individuos de esta familia ganaron sentencias a su favor y sacaron Real carta ejecutoria de hidalguía en la Chancillería de Valladolid el 15 de Abril de 1814.
Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.