Muchos tratadistas hacen de los apellidos «Palol», «Palau» y «Palou», uno mismo. Nosotros los recogemos en esta obra por separado para poder marcar las diferencias que entxe ellos existen. Este de Palou es también catalán y posiblemente originario de alguno de los dos pueblos denominados Palou que hay en Cataluña (y cuyo nombre tomara), uno en el partido judicial de Granollers (Barcelona) y otro en el partido judicial de Cervera (Lérida). Pero tal suposición no tiene carácter afirmativo, y bien pudiera ser que los tres indicados fuesen modalidades de un mismo y antiguo linaje. Favorece esta creencia la identidad que existe entre las armas de Palou y las de Palau. De todos modos, nada se pierde con estudiarlos separadamente para la mejor inteligencia de las noticias relativas a cada uno. Hubo casas de Palou en Barcelona, en Mallorca, en el Ampurdán y en la villa de Arenys de Mar, de la provincia de Barcelona. Los de la ciudad condal tenían sepulturas propias en la iglesia de Santa Catalina y en la capilla de San Miguel de su catedral. La familia mallorquina de Palou ya floreció en Palma en 1312, año en que Ramón Palou era jurado de aquella ciudad y reino. En 1400, Juan Palou, varvesor en Cataluña, se domicilió en la misma capital, fundando en ella nueva casa de su apellido. Nieto del anterior fue fray Lorenzo Palou, caballero del hábito de San Juan, comendador de Espluga y Francolí, en el Gran Priorato de Cataluña, y uno de los veinte caballeros mallorquines que acompañaron a Nápoles al rey don Fernando «el Católico». Hugo Palou, tras de haberle perseguido cruelmente los comuneros, fue asesinado por éstos dentro de su propia casa en el año de 1521. Juan Palou era clavario del reino y jurado de Palma de Mallorca en 1523. Jaime Palou murió en 1561 peleando contra los moros que habían desembarcado en Sóller. Agustín Palou, natural de Palma y doctor en ambos Derechos, fue jurado de aquella ciudad y reino en 1633, 1654 y 1661, por el estamento de ciudadanos. Casó don doña Coloma Domenge, natural de Palma, y procrearon a Antonio Palou Domenge, natural de Palma de Mallorca, que contrajo matrimonio con doña Tomasa Rotla Cabañes, natural de Valencia (hija de Juan de Rotla, señor de la baronía de Rotla, y de doña Francisca Cabañes y de Muñoz, natural de Valencia), naciendo de ese enlace Francisco Miguel de Palou y Rotla, natural de Valencia, vecino de Palma de Mallorca y caballero de la Orden de Santiago, en la que ingresó el 11 de agosto de 1718. Fue regidor perpetuo de la ciudad de Palma por el estado noble y murió en 1727. Juan Bautista Palou, en premio de sus servicios obtuvo privilegio perpetuo de ciudadano militar por merced de Felipe IV, fechada el 20 de septiembre de 1653. En mediados del pasado siglo existían en Palma de Mallorca dos casas de esta familia: la de Jerónimo Palou Ferrá, regidor de aquel ayuntamiento, y la de Juan Palou de Comasena, diputado por el partido de Ibiza.
Escudos de Armas del apellido:
Los Palou de Barcelona: De oro, con un palacio antiguo almenado y de sinople. Bordura componada, de oro y sinople. Así se ven en la sepultura de Berenguer de Palou, año 1241, en la capilla de San Miguel de la catedral de Barcelona. Otra sepultura de esos mismos Palou en la iglesia de Santa Catalina, de Barcelona, tiene: Partido: En el primer cuartel, el escudo anterior, y en el segundo, en campo de gules, un león de plata andante. Los del Ampurdán: De oro, con un palacio de sinople almenado. Los de Mallorca: De oro, con un castillo de azur de dos torres. Los de Arenys de Mar: De azur, con un palacio de oro almenado y aclarado de sable. Otros Palou catalanes: De oro, con un palacio de gules almenado y aclarado de oro. Bordura componada de oro y gules. La identidad de estos escudos de armas con los que hemos descrito y dibujado en la información del apellido «Palau» (véase éste), es bien notoria.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. Los castillos son geroglífico de grandeza, y de elevación, porque ellos exceden en hermosura, en fortaleza, y en magnitud a todos los demás edificios: denota también el asilo, y la salvaguardia.