Inmediato a Valmaseda (Vizcaya), hay un barrio de este nombre que pudiera tener relación con el linaje que nos ocupa. Una casa de Nocedal hubo en San Jorge de Santurce, del mismo partido Valmaseda, de la que procedio Antonio de Nocedal, esposo de doña Juana de Ortiz de Montellano, y ambos padres de Antonio Nocedal y Ortiz, bautizado en Sopuerta el 24 de Enero de 1678, casado con doña María Andrés Pérez de Santibáñez, a la que hizo madre de José de Nocedal y Santibáñez, bautizado en Sopuerta 27 de Noviembre de 1698, que celebró su enlace con doña Antonia de Capitillo, y procrearon a Pedro Antonio y Ramón de Nocedal Capitillo, bautizados en Sopuerta el 23 de Marzo de 1738 y el 1º de Septiembre de 1742, los cuales obtuvieron el 18 de Enero de 1786 declaración de vizcainía en la Chancillería de Valladolid. Miguel de Nocedal y Llano, bautizado también en Sopuerta el 29 de Marzo de 1742 y vecino de Ávila, obtuvo declaración de vizcainía en la misma Chancillería el 13 de Octubre de 1764.
Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.