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Las primeras noticias que se tienen sobre este apellido datan del año 1.227. Se cita al caballero don Alonso Fernández de Mercado que fue uno de los trescientos valerosos caballeros que acompañaron a don Lope Díaz de Haro al asedio y posterior ocupación de la ciudad de Baeza. Aunque no se tiene noticia exacta de su origen, parece ser castellano, principalmente de la ciudad y campos de Avila. Son muchos los miembros de este apellido que prestaron valiosos servicios al Trono, durante la Reconquista mereciendo ser mencionado don Diego Mercado, que prestó sus servicios al rey don Fernando "el Santo", en toda la campaña andaluza que culminó con la toma de la ciudad de Sevilla. Este caballero entroncó, por matrimonio con doña Elisenda de Rubial, teniendo numerosa descendencia que fue esparciéndose por numerosos puntos de España, sobre todo en Andalucía, ambas Castillas y Extremadura. Hubo una casa de este apellido en la villa de Mondragón (Guipúzcoa), y de ella fueron los hermanos Fernando y Juan de Mercado y Oquendo, naturales de Mondragón, y el segundo Caballero de Santiago en 1649, y Juan Bautista de Mercado y Vizcaya (hijo del citado Fernando), natural de Mondragón y Caballero de Calatrava, en 1694. Don Luis Mercado, de la rama castellana, fue médico del rey don Felipe II. Don Rodrigo Mercado, obispo de Avila y virrey de Navarra, fue el fundador de la Universidad de Oñate y uno de los que, con su intervención, contribuyó poderosamente a pacificar los reinos tras las revueltas producidas por la rebelión de los Comuneros. Otro miembro de este apellido fue don Pedro de Mercado, Alcaide de Corte, que siendo comisionado, en el año 1.591, para reprimir el levantamiento de los moriscos en la serranía de Ronda llevó a cabo su misión con tan singular valor y acierto que mereció recibir las felicitaciones del rey. Fueron bastantes los de este linaje que pasaron a las Indias donde también dejaron memorable huella de las hazañas que allí llevaron a efecto. Con su esfuerzo contribuyeron a colonizar y poblar aquellas tierras donde desempeñaron importantes cargos eclesiásticos, civiles y militares.            

Escudos de Armas del apellido:
En campo de oro, un león rampante de gules, acompañado de cuatro flores de lis de azur, puestas en orla; bordura de gules, con ocho aspas de oro. Los Mercado de Mondragón: De azur, con una banda de oro, de dos piezas, acompañada de dos soles de oro, uno a cada lado. El Obispo don Rodrigo de Mercado, añadió una bordura de oro, y en ella este lema en letras de sable: «A solis ortu urque ad occasum sol justicia Christus Deus noster.» Los Mercado Oquendo, también de Mondragón, traen dos escudos: Uno partido: 1º, las armas de Mercado, y 2º, las de Oquendo de Salinas de Léniz. El otro escudo: Partido: 1º, las armas de Zabala, de Vergara, y 2º, las de Guraya.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apostol en su martirio. La banda significa el tahalí del caballero, y la banda que traían atravesada del hombro diestro al flanco siniestro, y por eso se expresa en esta situación en el escudo, habiéndola puesto por armas muchos de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguian las naciones. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario.