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Hemos hablado de ellos al tratar de los CISNEROS. El coto de Ximonde hallábase en la feligresía de San Miguel de Sarandón (Ayuntamiento de Vedra, partio judicial de Santiago de Compostela). Título concedido, con el vizcondado previo de Soar, por D. Carlos III, por Dto. del 17-XII-1765, a D. Juan Antonio Cisneros de Castro. El Real Dcho. fue dado en El Pardo, a 14-I-1766 (260). (V. CISNEROS.) Don Juan Antonio falleció a 20-XI-1798, sucediéndole su hijo D. PEDRO MARIA CISNEROS Y ULLOA, que es el que nos da la noticia procedente, haciéndolo constar en la carta de pago de la Tesorería General, que lleva fecha del 8-VIII-1799, al pagar la sucesión en el Título. Don Pedro asegura que poseía, en su coto de Sarandón 1.040 ferrados de centeno, 50 de trigo, 100 de maíz, todo anualmente. Pagaba 3.000 reales de vellón por razón de lanzas annatas. Según la conocida obra de Berni, D. Alvaro Gómez de Castro escribió de esta ilustrísima familia existiendo dos impresiones: una de Alcalá, 1567; otra de Francfort, del 1581.   

Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.