Casa-palacio en el lugar de Igal (cuyo nombre tomó), del Ayuntamiento de Güesa y partido judicial de Aoiz (Navarra). En 1775 fueron reconocidos como nobles por la Audiencia de Pamplona: Francisco Igal, vecino de Tudela, y sus hijos Francisco, José, Manuela y Tadea Igal. También fue de este linaje Diego José Rodríguez Igal, vecino de la villa de Larraga, que poseyó llamamiento a Cortes y fue autorizado en 1663 para colocar en la fachada de su casa su escudo.
Escudos de Armas del apellido:
La Nobleza Executoriada de Navarra, las escribe así: "El escudo de cuatro cuarteles: en el primero y último, dos lobos aleonados; en el segundo, una media luna con tres estrellas, y en el tercero, un lar con su gancho." Ignoramos los esmaltes.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.