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En Oñate (Guipúzcoa). Juan de Ibarzábal casó con doña Marina de Bolunsoro, y fueron padres de Pedro de Ibarzábal y Bolunsoro, marido de doña Gracia de Arizabaleta, a la que hizo madre de Juan de Ibarzábal y Arizabaleta, que contrajo matrimonio con doña María Pérez de Gallaiztegui, y procrearon a Francisco de Ibarzábal y Gallaiztegui, que se unió en matrimonio con doña Antonia de Vildósola, y tuvieron a Francisco de Ibarzábal y Vildósola, esposo de doña María Ana de Eguren, y ambos padres de José Ignacio de Ibarzábal y Eguren, que contrajo matrimonio con doña Tomasa de Ayastui, y de este enlace nació Juan Bautista de Ibarzábal y Ayastui, vecino de Mendívil, en Álava, que pretendio formar parte de la Junta de caballeros hijosdalgo de la Hermandad de Arrazúa, y, al efecto, presentó el expediente de nobleza que para su reconocimiento en Vergara había formado en 1788, y en el que obtuvo Real provisión, de las llamadas de un mismo acuerdo, en 30 de Diciembre de 1790.

Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.