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D. RODRIGO PARDO OSORIO casó con Dª. María Padilla Correal, testó en 30- VII-1668, en Samarugo (Ayuntamiento de Villalba); tuvo por hijo a D. RODRIGO PARDO OSORIO MONTENEGRO, que casó con Dª. Mariña Romero de Caamaño, en Sta. Eulalia de Valdoviño (Ayuntamiento del partido judicial de El Ferrol), 19-VI- 1686; falleció en el lugar de su nacimiento, 9-VIII-1706; tuvo por hijo a D. FRANCISCO PARDO OSORIO, bautizado en Valdoviño, 28-II-1687, casó con Dª. María Antonia Valdés de Largueiro; falleció en 13-VII-1736, en San Mamed de Atios, anejo de la feligresía de Sta. Eulalia de Valdoviño; tuvo por hijo a D. JUAN ANTONIO DE HERRERO PARDO OSORIO, bautizado en Valdoviño, 18-III-1732. y vecino de San Pedro de Villar (Ayuntamiento de Puentedeume), como poderhabiente de su madre, viuda ya por entonces, y de su hijo D. José Pardo Montenegro, Instruyó Juramento en la Real Chancillería de Valladolid, 23-VIII-1752, con Real Provincia de 5-VIII-1753.

Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.