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D. ANTONIO DE HERMIDA casó con Dª. Bárbara Vázquez y tuvo por hijo entre otros (V. HERMIDA BERMÚDEZ Y MALDONADO), a  D. BARTOLOMÉ ANTONIO DE HERMIDA Y LEIRO, que casó con Dª. Catalina de Chantada (en San Miguel de Lebosende, 29-XII-1597), y tuvo por hijo a D. ANTONIO FRANCISCO DE HERMIDA Y LEIRO, que casó con Dª. Francisca Rodríguez Mosquera; tuvo por hijo a D. ANTONIO HERMIDA MOSQUERA, natural de Lebosende, en la provincia de Orense; ministro del Santo Oficio; hizo información de filiación y nobleza, en la ciudad de Santiago, en 1704. Este señor ganó Real Provisión de hidalguía en 1704. Había sido bautizado en Lebosende, 22-XI-1699. Es de advertir que aunque en Linajes Galicianos se dice que D. Bartolomé fue esposo de Dª. Catalina de Chantada, en el legajo 1.312-4 de la Real Chancillería de Valladolid, se dice que su esposa había sido Dª. Francisca Rodríguez. Tal vez segundas nupcias'? Creemos que es error, ya que ambos documentos hablan de D. Antonio Francisco como hijo de cada una de estas señoras.

Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.