Apellido patronímico, derivado del nombre propio Hernando, y muy difundido por España. Algunos Hernández navarro fueron naturales de la villa de Espronceda, en el partido judicial de Estella. En el año 1760, José Hernández de Oroquieta, y sus hijos Joaquín y Rafael Hernández, vecinos y naturales de Luquín, en el mismo partido judicial de Estella, solicitaron ser declarados nobles por los Tribunales de Navarra, como descendientes de la mencionada casa de Espronceda. Obtuvieron sentencia confirmatoria. Otra casa navarra hubo en el lugar de Meoz, del Ayuntamiento de Lónguida y partido judicial de Aoiz, y a ella perteneció Pedro Hernández Aam, Doctor, que pasó a Zaragoza y obtuvo firma de hidalguía el 4 de Junio de 1649. En Vizcaya radicaron casas de Hernández en el barrio de Ibarrondo, del Ayuntamiento de Ceberio y partido judicial de Durango, y en el lugar de San Julián de Musques, del partido judicial de Valmaseda. Descendieron de la primera casa Juan Manuel, Gabriel, José y Pedro Hernández, hermanos, vecinos de Cádiz y de Valladolid, que el 22 de Septiembre de 1783 y el 29 de Diciembre de 1790, obtuvieron declaración de vizcainía en la Real Chancillería de Valladolid. Fue de la segunda casa Mateo Hernández Urcullu, bautizado en San Julián de Musques, el 11 de Diciembre de 1759, y que obtuvo igualmente declaración de vizcainía el 22 de Enero de 1795. Otra casa hubo en la villa de Munaga, en Álava. Hicieron probanzas de su hidalguía, o litigaron para que fuese reconocida, los Hernández gallegos de Viana do Bolo, ya en el siglo XVI; los de Vigo, exactamente por el mismo tiempo que los anteriores, volviendo a insistir a fines del siglo XVIII en sus pretensiones; los de la casa de Villameá (en la provincia de Lugo), también favorecidos con sentencia en su favor en 1538; y por fin, los de la ciudad de La Coruña, a principios del siglo XIX. En las listas de pasajeros de Indias aparecen los nombres de dos hijos de Pontevedra de este apellido (Juan Hernández y Antonio de León Hernández), que pasaron a Indias a principios del siglo XVI, el primero en 14-IX-1512; el segundo, en 22-IX-1517. Eran hijos de Juan Hernández y de D.ª Inés Hernández, vecinos de la villa de Pontevedra. Los de Vigo partieron también, en aquellas románticas aventuras, con dirección a La Habana, y de ellos descendieron caballeros de Carlos III y los marqueses de Santa Olalla. Los de Viana do Bolo JUAN FERNÁNDEZ casó con Catalina Díez; tuvo por hijo a otro JUAN FERNÁNDEZ que casó con Catalina Pérez, habiendo sido su hijo GREGORIO HERNÁNDEZ, vecino de Bolo, que Instruyó Juramento en la Real Chancillería de Valladolid, con Real Provincia del 3 1-X-1564.Los de la villa de Vigo FRANCISCO HERNÁNDEZ, vecino de Pedroso (Rioja), bautizado allí el 7-X-1692; casó con D.ª María Ana Gómez, 25-II-1716; empadronado como noble en Pedroso en padrones de 1722 a 1767; tuvo por hijo a ANTONIO HERNÁNDEZ, bautizado en Pedroso, 16-VII-1731.; casó con D.ª María Fernández, 6-XI-1751; tuvo por hijo a MANUEL HERNÁNDEZ, y a los hermanos de éste, Antonio y Pedro, vecinos de Vigo. Don Manuel Instruyó Juramento, por sí y por sus hermanos, en la Real Chancillería de Valladolid, 16-VIII-1794, obteniendo Real Provincia en 27-III-1795. En el archivo del Pazo de Castrelos (Vigo) existe una copia de la Real Provincia. Recogemos con debida separación algunas de las numerosas familias del apellido Hernández que ofrecen pruebas de su hidalguía. En la Rioja residió una familia Hernández en la villa de Cornago, del partido judicial de Cervera del Río Alhama. Algunos Hernández navarros fueron naturales de la villa de Espronceda, del partido judicial de Estella. En el año 1.760 Joaquín y Rafael Hernández vecinos naturales de Luquin, del mismo partido judicial de Estella obtuvieron sentencia confirmatoria. Casas las tienen Castilla, en Soria, Torrelaguna, Madrid, Granada. En América, en la República de Chile se avencindó en 1.441 García Hernández, que fue Regidor de la ciudad de Santiago de Chile en 1.558.
Escudos de Armas del apellido:
La casa navarra del lugar de Espronceda, ostentó, según la Nobleza Executoriada de Navarra: "Cuatro cuarteles: en el primero, una media luna y debajo el ajedrez; en el segundo, un ajedrez; en el tercero, un águila, y en el cuarto, un árbol y contra él dos lobos." La casa de Monaga, en Álava, tenía escudo cuartelado en sotuer: 1º, de gules, con un castillo de oro; 2º y 3º, de azur, con cinco estrellas de oro puestas en sotuer, y 4º, de plata, con un águila de sable. Los de Galicia traen: en campo de gules, tres aspas de oro, bien ordenadas. Los de León traen: en campo de plata, cuatro fajas de gules. Los de Castilla traen: escudo partido: 1.º, en campo de gules, tres castillos de plata, bien ordenados, y 2.°, en campo de azur, tres flores de lis de oro, bien ordenadas. Otros, de Castilla, traen: en campo de sinople, una torre de oro acostada de dos leones del mismo metal; de las almenas de la torre sale un brazo armado, de plata, empuñando una espada desnuda. Bordura de gules, con ocho estrellas de oro. Otros traen: en campo de azur cinco flores de lis de oro, puestas en sotuer; bordura de gules, con ocho aspas de oro. El Emperador D. Carlos I concedió, por privilegio dado en Valladolid a 4 de abril de 1542, el siguiente escudo de armas a D. Diego Hernández, vecino de Arequipa: en campo de gules, un peñasco al natural, sumado de una torre de oro y plata; bordura de azur, con ocho estrellas de oro. El mismo Emperador concedió, por privilegio dado en Valladolid a 8 de junio de 1538, el siguiente escudo de armas a D. Gonzalo Hernández, regidor de la villa del Espíritu Santo (Nueva España): en campo de azur, un castillo de oro sobre ondas de agua de azur y plata, superado de una estrella de oro; bordura de oro, con cuatro rosas de gules con hojas de sinople. En campo de sinople, una torre de oro, y en homenaje un brazo armado, y en los costados dos leones de oro. Bordadura de gules con ocho estrellas de oro.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. El agua es símbolo de sabiduría ilustrada, de ánimo virtuoso, pudiendo también simbolizar extensión de dominio, así como el principio de todas las cosas y la regeneración del tiempo. El águila se concede en los blasones a los hombres que exceden en valor, generosidad y braveza a los demas hombres. El ala representa a las alas del águila, simbolizando la libertad, dada sus ansias de volar y surcar los cielos. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apostol en su martirio. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apostol en su martirio. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. El brazo simboliza la fortaleza. Los castillos son geroglífico de grandeza, y de elevación, porque ellos exceden en hermosura, en fortaleza, y en magnitud a todos los demas edificios: denota también el asilo, y la salvaguardia. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.
