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Para explicar el origen de este nobilísimo linaje, hay que exhumar un trozo de historia: Después que el rey don Jaime I de Aragón venció a los moros entre Murcia y Orihuela, llegó triunfante a Alcaraz, ciudad que hoy pertenece a la provincia de Albacete, donde le esperaba el rey de Castilla don Alfonso X «el Sabio», con su hija doña Leonor, primera esposa del monarca aragonés, y el infante, su nieto, que le recibieron con cariño y entusiasmo por sus éxitos guerreros. Pero don Jaime prendóse en aquella ocasión de descanso y regocijos de una dama de la corte de Castilla, llamada doña Berenguela Alfonso, que era hija del infante don Alfonso de Molina y de doña Teresa Fernández de Braganza y prima del monarca don Alfonso X «el Sabio». Logró que dicha dama le siguiera a Aragón, y con ella vivió después algunos años, naciendo de esas relaciones I. Pedro Fernández, hijo natural como hemos visto, del rey don Jaime I «el Conquistador». Gozó del estado y baronia del Hijar (villa de la provincia de Teruel). Casó en primeras nupcias, con doña Teresa de Entenza, y en segundas, con doña Marquesa Gil de Rada (hija de Teobaldo I, rey de Navarra, conde de Champaña, y de doña Marquesa López de Rada, llamada también doña Marquesa Gil y López). De su primer matrimonio con doña Teresa de Entenza no tuvo sucesión, naciendo de su segundo enlace con doña Marquesa Gil de Rada, este hijo II. Pedro Fernández de Hijar, que fue segundo señor del estado y baronía de Hijar, alférez señalero de la Santa Iglesia Romana y virrey de Aragón desde 1286. Hijo suyo fue III; Alonso Fernández de Hijar y Anglesola, que heredó el señorío de Hijar. En 1329, contrajo matrimonio con doña Teresa de Alagón, naciendo de esa unión IV. Pedro Fernández de Hijar y Alagón, cuarto señor del estado de Hijar, que casó con doña Violante Cornel y Luna. Viudo de dicha doña Violante, contrajo nuevo enlace con doña Isabel de Castro-Pinós, llamada también doña Isabel de Castro y Saluzzo. Fueron padres de V. Pedro Fernández de Hijar y Castro-Pinós, comendador mayor de Montalbán, que contrajo matrimonio con doña Isabel Mesía, nacien- do de ese enlace dos hijos, y de ellos descienden los Hijar de Aragón y de Valencia, y los condes de Alcudia. A la línea de los Hijar de Valencia perteneció I. Gonzalo de Hijar, natural de Valencia, que celebró su enlace con doña Isabel de Vera, de la misma naturaleza, y tuvieron este hijo II. Juan de Hijar y Vera, natural de Valencia, que casó con doña Jerónima de Seriva y fueron padres de III. Gonzalo de Hijar y Seriva, natural de Valencia y caballero de la Orden de Santiago, con fecha 12 de junio de 1587. Aragonés, descendiente del caballero Pedro Fernández, I Señor de Híjar, hijo natural de D. Jaime I, el Conquistador.

Escudos de Armas del apellido:
Trae esta familia las armas de Aragón y Navarra, en escudo cuartelado. Algunos las usaron en escudo partido : 1º, de oro, con los palos de gules, y 2º, de gules, con las cadenas de oro de Navarra. Otros : Partido: 1º, las armas de Aragón, y 2º, de plata, con una estrellas de gules. Escudo cuartelado: 1.° y 4.°, en campo de oro, cuatro palos de gules, y 2.° y 3.°, en campo de gules, una cadena de oro.   

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. Las familias españolas, que traen cadenas en su blasón, es por la batalla de las Navas, en la que se rompió el palenque de Miramomelín, guarnecido de gruesas estacas y cadenas muy fuertes.