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Antiguo y noble linaje de Guipúzcoa, famosos por haber sido cabeza del célebre bando Gamboíno, tan citado en la historia vasca. Se trató de la lucha que este bando sostuvo con la familia Oñaz, que duró varios años, empeñados ambos por la hegemonía del poder en aquella parte de la Península. En el Fuero de Alava, existía la costumbre de juntarse a primeros del mes de mayo las Cofradías de dicha provincia, que llevaban cirios enormes, a la iglesia de Uribarri. Pero ocurría que unos querían llevar los cirios a hombros y otros en mano, lo que dio lugar a que se dividiesen en dos bandos, unos que gritaban, ¡gamboa! (arriba), y otros que voceaban, !oña! (a pie), lo que originó las tremendas luchas que se sucedieron entre ambos linajes. Hay autores que afirman que esta casa trae su origen del mismo tronco de los Señores de Vizcaya; pero lo hasta ahora probado históricamente, es que desciende de la casa de Guevara. Pedro Vélez, o Velas de Guevara, Señor de la poderosa casa de Guevara, casó dos veces: La primera, con una señora cuyo nombre ignoramos, y la segunda, con doña María de Salcedo. Este caballero poseyó también los Señoríos de Oñate y del Valle de Léniz, en Guipúzcoa. Del primer matrimonio nació Ladrón de Guevara, que heredó la casa de Guevara y continuó la sucesión. Del segundo enlace fue hijo Sancho Pérez de Gamboa, fundador de la casa de Gamboa. El apellido Gamboa se extendió por la provincia de Guipúzcoa, creando nuevas casas en Vergara, en la villa de Legorreta, del partido judicial de Tolosa, y en el poblado de Igueldo, cercano a la ciudad de San Sebastián. Igualmente se extendió por Vizcaya, sobre todo por el Duranguesado, creando solares en las anteiglesias de San Vicente de Abárcegui, Ceánurui, Dima, Apata-Monasterio, San Agustín de Echevarría, Urquiza de Aratia, Merindad de Uribe y villa de Ochandiano, todas del partido judicial de Durango, en Trucios y Loizaga, del partido judicial de Valmaseda, y en la villa de Bilbao. En Galicia siempre ha habido y existen gentes que lo llevan; responde a una de las piezas importantes del carro gallego; y en Pontevedra los hubo nobilísimos, como aquel D. Pedro Sarmiento de Gamboa, del que nos hemos ocupado detenidamente en nuestro trabajo Linajes de Galicia en el Perú, con palabras que deseamos reproducir porque este folleto se encuentra ya agotado y es de difícil adquisición: «Otro intrépido navegante e ilustre hijo de Galicia, que en estas latitudes se hizo notable por sus expediciones oceánicas, y en particular al estrecho de Magallanes (siguiendo las huellas del célebre marino portugués al servicio de España, así como de Sebastián Elcano, y de otro hijo de Galicia. Pedro Seijas de Alberna), fue el pontevedrés D. PEDRO SARMIENTO DE GAMBOA. Los desastres anteriores habían hecho desistir de la temeraria empresa hasta que la incursión que por allí verificó el pirata inglés Francisco Drake, indujo al virrey D. Francisco de Toledo a enviar una expedición. Tenía consigo al entendido piloto y cosmógrafo D. Pedro Sarmiento de Gamboa, que calzaba sus puntos de genealogista, puesto que en 1571 fue comisionado para formar la genealogía de los descendientes de los Incas, más que con fines históricos, probablemente de seguridad del virreinato. El Virrey le puso, pues, al frente de los navíos salidos del Callao con objeto de cortar la retirada al pirata inglés, el 11 de octubre de 1579; y si la expedición no alcanzó el éxito previsto se debió en buena parte a no haber atendido las instrucciones del Virrey y por otras causas, ajenas al poder y a los conocimientos de Sarmiento de Gamboa. Este realizó exploraciones, buscó y señaló los lugares más aptos para levantar fortalezas, hizo sus demarcaciones y se encaminó a España cuyas costas avistó por agosto del año siguiente. Oyóle D. Felipe II y se aprestó en Cádiz una nueva expedición de 24 navíos, bajo el mando del general D. Diego Flores y Valdés y del mismo Sarmiento, que iba en calidad de superintendente de los establecimientos que llegaran a formarse. Violentas tempestades dispersaron los bajeles, pero Sarmiento prosiguió su expedición con solos cuatro. Cuando regresaba con éstos, una numerosa escuadra inglesa lo batió en las costas del Brasil, destrozando sus fuerzas y haciéndole prisionero, si bien más tarde consiguió la libertad. La relación de estos imponentes viajes se publicó en Madrid, en 1708, con el título de Viaje al Estrecho de Magallanes por el capitán Pedro Sarmiento de Gamboa, en los años 1579 y 1580. El mismo intrépido navegante había dado a las prensas, después de su primer viaje, su Derrotero a Lima de España por el Estrecho de Magallanes. Don Pedro Peralta lo menciona en su poema Lima Fundada, donde alude a estos viajes en varias octavas reales; y le recuerdan también D. Antonio de León Pinelo y D. Nicolás Antonio.»

Escudos de Armas del apellido:
Los Gamboa de Guipúzcoa: De oro, con tres panelas de azur puestas en triángulo. Estas mismas ostentaron los Gamboa de Oñate, de Vergara, de Legorreta y de Igueldo en Guipúzcoa, y los de las anteiglesias de Abárcegui y Ceánuri, en Vizcaya. Algunos variaron los esmaltes de ese escudo pintando las panelas de sinople, en campo de oro, y de azur en campo de plata. Los Gamboa de las casas de Apota-Monasterio, Ochandiano, Urquiza de Arratia y San Agustín de Echevarría, en Vizcaya, trajeron: De gules, con cinco panelas de plata puesta en sotuer; pero estas armas son más propias del linaje Guevara, del que procedió el de Gamboa, según se ha explicado en los comienzos de esta información. La casa de Gamboa de la villa de Trucios, también en Vizcaya, trajo: Escudo cuartelado: 1º y 2º, de oro, con cuatro estrellas de azur; 3º, de azur, con tres barras de sable arriba y abajo, y una panela de gules a la derecha y una cruz del mismo color a la izquierda, y 4º, de sable, con cuatro panelas de gules. Así las describe el Doctor Labayru; pero en dos cuarteles de ese escudo está el color sobre el color, en contra de las leyes heráldicas. La casa de la villa de Bilbao: De oro, con una banda de sable, engolada en cabezas de dragones de sinople y acompañada de dos calderas de sable, una a cada lado. Estas mismas armas trajo la casa de la merindad de Uribe. Los Gamboa que procedieron del matrimonio formado por Juan López de Gamboa, Señor de Olaso, con doña María Ibáñez de Astigarribia Irarrázabal, su primera mujer, usaron: De plata, con las tres panelas de azur, en triángulo por Gamboa, y bordura de azur con ocho veneras de oro, por Irarrázabal. Así las traía doña Juana de Gamboa Irarrázabal, Señora de la casa de Irarrázabal, mujer del fundador del Monasterio de Vidaurreta, Juan López de Leazárraga. Los de Chile traen: en campo de azur, una camisa morisca de plata atravesada por tres flechas de oro.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apostol en su martirio. La banda significa el tahalí del caballero, y la banda que traían atravesada del hombro diestro al flanco siniestro, y por eso se expresa en esta situación en el escudo, habiéndola puesto por armas muchos de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguían las naciones. La barra, al igual que la banda, simboliza el tahalí del caballero, habiéndola puesto por armas muchos de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguían las naciones. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. La cabeza significa trofeo, valor, superioridad y despojo sangriento. Las calderas, en armería, eran la señal de "Rico hombre" en España, simbolizando la abundancia. La cruz es una pieza honorable, que representa la espada del caballero, dándose en Armería al combatiente que sacaba la espada teñida de sangre de sus enemigos. Del tiempo de las cruzadas quedaron algunas familias con la cruz por armas, para denotar que habían estado en ellas. La camisa ensangrentada o atravesada de flechas simboliza al guerrero herido en batalla contra los infieles. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.