De Guipúzcoa. Juan Bautista Gabilondo probó su hidalguía ante la Justicia ordinaria de Vergara, en 1780; Juan Gabilondo, en Eíbar, en 1643, y Francisco Gabilondo, en Anzuola, en 1755. Juan, Pedro y Martín de Gabilondo y Montoya, bautizados en Villanueva de Valdegovia, del partido judicial de Amurrio, en Álava, el 23 de Noviembre de 1758, el 22 de Febrero de 1756 y el 11 de Noviembre de 1761, respectivamente, promovieron expediente de hidalguía en la Real Chancillería de Valladolid, probando ser hijos de Gregorio de Gabilondo y de doña Catalina Montoya; nietos de Tomás de Gabilondo y de doña Ana Vivanco; bisnietos de Juan de Gabilondo y de doña Clara Pinedo, y terceros nietos de Juan de Gabilondo y de doña María de Astulez. Ganaron Real provisión el 3 de Julio de 1786.
Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.