D. GONZALO OZORES FEIJOO, tuvo por hijo a D. MENDO (o Nuño) OZORES FEIJOO, y tuvo por hijo a D. GONZALO OZORES FEIJOO, que casó con Dª Fancisca de Nóvoa (biznieta de Nuño González de Puga, el célebre segundo del conde de Benavente, en Allariz), y tuvo por hijo a D. SUERO OZORES FEIJOO (o Suero Feijoo de Nóvoa), que casó con Dª Ana Méndez de Rivera (o Ana Méndez de Araujo), y tuvo por hijo al capitán D. LORENZO OZORES FEIJOO (o Lorenzo Feijoo de Novoa), que casó con Dª Felipa Sotelo (o Felipa Preto de Lira), y tuvo por hijo a D. PABLO FEIJOO y al hermano de éste, D. Mauro Feijoo. El primero vivía en Allariz hacia 1750, era escribano real y de número y casó con Dª Ana María Feijoo Losada, habiendo sido empadronado como noble; el segundo, D. Mauro Feijoo y Ozores, fue regidor, alcalde y justicia ordinaria de Allariz; casó con Dª Teresii Suárez de Rivera y fue concuñado de D. Plácido Feijoo Montenegro, hermano del P. Benito Jerónimo Feijoo.
Escudos de Armas del apellido:
El escudo, en heráldica, es el soporte físico del blasón, al centro de las armerías. En la panoplia que representa el blasón, el escudo propiamente dicho representa el escudo de los hombres de armas. Las armas son generalmente presentadas sobre un escudo pero otros soportes son posibles: una vestimenta como el tabardo del heraldo, un elemento de arquitectura como un anuncio mural, un objeto doméstico... En este caso, la forma del contorno es aquella del soporte. El escudo se materializa por la forma geométrica y sus divisiones potenciales, o mesa de espera, en la que están representadas las armas. El escudo puede tomar diferentes formas, de acuerdo al origen de su representación.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753.