Algunos autores acuden para explicar el origen de este apellido (de mucha antigüedad en Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares), a la etimología de la palabra ferrer, y dicen que de la voz primitiva fer, con que los hombres designaron a ia guerra, se formó la latina ferrum, y de ésta la catalana ferro, de la que se derivó la de ferrer, que significa hierro. Mosén Jaime Febrer cita a los dos caballeros Ferrer que con más antigüedad aparecen en nuestra historia y dice, refiriéndose al primero, que se llamaba Bernardo Ferrer, que descendía de los condes de Barbia, en la Gran Bretaña, y que vino a tomar parte en la Reconquista española con su hermano, un hijo y gente inglesa. Es lo más probable que estos guerreros radicaron primero en Cataluña. Luego, esto ya lo atestigua Febrer, sirvieron al rey don Jaime I de Aragón en el sitio de Valencia, remunerando ese monarca los méritos de dicho Bernardo Febrer con casas y pueblos que poseía el moro Ali-Boix. Del otro caballero inglés del apellido Ferrer, escribe el mismo tratadista lo siguiente : «Ausias Ferrer, milord de Escocia, vino a la conquista de Valencia. Estando sobre Játiva usó diferentes estratagemas contra los moros, por cuyo motivo se hicieron las ca.pitulaciones del modo que ordenaron Ausias, Tobía y el Gobernador». Otros autores afirman que los Ferrer españoles proceden de ltalia, de algunos miembros de la familia Acciavoli, que primero se llamaron Ferrero y después Ferrer, pero esta versión es mucho menos aceptada por los confusos y débiles fundamentos en que se apoya. También se lee que el primitivo solar de la familia Ferrer estuvo en Asturias, en el ldgar denominado Ferrero, del concejo de Gozón y partido judicial de Avilés, pero el linaje que procede de esa casa no es el Ferrer, sino el de «Ferrero». Finalmente, consignamos que algún tratadista afirma que un Ferrer que fue cabeza de los conselleres de Barcelona, era de la estirpe de los condes de Atenas, que poseyeron gran señorío en la ciudad de Morea. Fué en Cataluña, sin duda, donde radicaron los primitivos caballeros Ferrer españoles fundadores de las diversas casas de este apellido, pues allí aparecen con mayor antigüedad que en ninguna otra región. De Cataluña pasaron esos caballeros a Baleares, Aragón, Valencia y Murcia, creando nuevas casas cuyas ramas constituyeron numerosas familias del apellido Ferrer, familias que acaso tuvieron un mismo primitivo origen, si bien el transcurso de los años presenta a muchas de ellas como distintas entre sí, según se irá viendo a continuación.EN CATALUÑA Una muy antigua casa solariega catalana de Ferrer radicó en la ferrería de San Salvador, en el valle de Bianya, provincia de Gerona, y de ella dimanó la rama que creó nuevo solar en la villa de San Juan de las Abadesas, del partido judicial de Puigcerdá, en la misma provincia. El progenitor de esta rama fue Luis Ferrer, originario de la ferrería de San Salvador, que pasó a la villa de San Juan de las Abadesas, en la que fijó su residencia. Allí casó con doña Magdalena Gironella. Su hijo, Joaquín Ferrer y Gironella, obtuvo del rey don Felipe IV el privilegio de ciudadano honrado de Barcelona, en mayo de 1664. Otra casa de Ferrer hubo en la ciudad de Gerona, de la que se derivaron varias líneas que tuvieron asiento en diversos pueblos de dicha provincia. Una moró en la aldea de Millars, perteneciente al ayuntamiento de Madremanya y partido judicial de Gerona, y de ella fue I. Salvio Ferrer, natural de Millars, que contrajo matrimonio con doña Esperanza Llorach, natural de Valls (Tarragona), y fueron padres de II. El capitán Pedro Ferrer y Llorach, natural de Millars, que casó con doña Marcelina Rodríguez, natural de Trujillo (Cáceres), y procrearon a III. Esteban Ferrer y Rodríguez, natural de Trujillo, teniente general de Artillería del presidio del Callao y reino de Perú, gobernador Guancavélica y caballero de la Orden de Santiago, con fecha de 1º de agosto de 1711. En el último tercio del siglo XV, radicaba en Blanes, provincia de Gerona, una casa noble, Ferrer, a la que pertenecía mosén Jaime Ferrer, navegante, cosmógrafo y escritor, que alcanzó gran renombre y prestigio. Gozó del favor de los Reyes Católicos y de los de Nápoles. A requerimiento de los primeros, les asesoró en diversas ocasiones sobre cuestiones referentes de los descubrimientos americanos y especialmente con motivo de la Bula de Alejandro VI, sobre las zonas de influencia española y portuguesa en el Nuevo Mundo. A dicha casa de Blanes pertenecieron: Miguel-Jaime Ferrer, casado con Eulalia Climent. Fueron padres de Miguel Ferrer, casado con Magadalena Blujachs, que tuvieron a Miguel Ferrer, casado con María Ana Illas, padres de Félix Ferrer Illas, esposo de Teresa Ros. En la villa de Falset, del partido judicial y provincia de Tarragona, también hubo casa solariega muy principal del apellido que estudiamos, y de ella procedieron las casas de Ferrer aragonesas de las villas de Alcañiz y de Caspe, en Aragón. Otra casa catalana radicó en la villa de Mora, de la provincia de Tarragona. Otras dos hubo en Barcelona, y los individuos de una fueron conselleres de dicha ciudad en 1291. Otros fueron caballeros del hábito de San Juan, en el Gran Priorato de Cataluña. Miguel Ferrer, comisario de Mallorca en 1535 y gran prior en 1537- 1550. Fue sepultado el 11 de agosto de 1559. En un sello al pie de un documento suyo, fechado el 13 de agosto de 1544, como gran prior, se ve el escudo que más adelante describimos señalándolo con el número 60. A la misma casa perteneció I. Franci Ferrer, ciudadano honrado de Barcelona, que casó con doña Catalina Alzira, y fueron padres de II. Miguel Ferrer, ciudadano honrado de Barcelona, que contrajo matrimonio con doña Isabel Puigcol, naciendo de este enlace III. Mateo Ferrer Puigcol, caballero del hábito de San Juan, en el Gran Priorato de Cataluña, en 1538. De la otra casa de Ferrer, de Barcelona, se derivaron las radicadas en el valle de Ucaña, del obispado de Gerona, y la del lugar de Ranfell, de la provincia de Tarragona. Otra casa distinta hubo en Busquets. Otra en la villa de Riudecols, del partido judicial de Reus y provincia de Tarragona. Otra en el lugar de Claravalls, del partido judicial de Cervera y provincia de Lérida. Otra en la aldea de Plegamans, del municipio de Palousolitar y provincia de Barcelona. Se apellidó esta familia Ferrer de Plegamans y enlazó con la de Palavicino por el matrimonio de Lorenzo Palavicino con doña Vicenta Vallés de Plegamans. Otra familia catalana se apellidó Ferrer de Fontcuberta, en el antiguo corregimiento de Gerona. Otra tuvo casa solariega en la villa de Palamós, del partido judicial de La Bisbal (Gerona), y de ella dimanó una rama que pasó a residir a Valencia.EN MALLORCA Los Qerrer radicados en la isla de Mallorca desde su conquista son descendientes de un caballero llamado Pedro Ferrer, natural de Barcelona, y de otros dos llamados Pelayo y Sancho Ferrer, que se cree eran de Aragón. Los tres fueron los primeros del apellido Ferrer que pasaron a la conquista de Mallorca y quedaron heredados y establecidos en esta isla, en la que dejaron sucesores que continuaron su apellido. Al citado Pedro Ferrer se le premió concediéndole el «raal» Xualip, de tres yugadas, en el término de Inca, y los «raales» Alivinxiri, de dos yugadas, Amet Almohaden, también de dos yugadas, y Alaazel, de igual extensión, los tres en el término de los montes. A Pelayo Ferrer le asignaron en Montueri una parte de la alquería Pozuets, de dos yugadas; la alquería completa de Benibunel y la alquería de Benimoragia. A Sancho Ferrer le dieron treinta y nueve caballerías. Los Ferrer de Baleares se dividieron en varias familias, que moraron : una en Alcudia, mereciendo ésta que e1 emperador Carlos V le remunerase los servicios prestados en la época de los comuneros, condecorándola en 14 de octubre de 1525 con el privilegio de nobleza y exención de derechos. Otra en Binisalem, del partido judicial de Inca, a la que perteneció modernamente Antonio Ferrer y Quintana, capitán retirado de milicias provinciales, diputado a Cortes en la legislatura de 1826 y diputado de Mallorca en 1840. Y otra en Sineu, del mismo partido de Inca, a la que perteneció Juan Fraricisco Ferrer, uno de los mejores tácticos de su tiempo, que tomó parte en la guerra de sucesión. En 1714 el rey 1e mandó publicar la obra que sirvió muchos años para estudio de la milicia nacional. Murió a mediados del siglo XVIII siendo coronel.FERRER DE SANT JORDI Esta familia balear fue fundada por Antonio Ferrer, hermano de Bernardino y de Nicolás Ferrer, y empezó a llamarse de Sant Jordi por haber adquirido la hacienda de tal nombre en 1477 Bernardino y Nicolás, que la vincularon a favor de los descendientes de su hermano Antonio por carecer ellos de sucesión.EN EL REINO DE VALENCIA Los Ferrer del reino de Valencia comienzan a florecer en la época de su reconquista por el rey don Jaime I de Aragón. Se distinguió en la toma de la ciudad de Valencia otro caballero llamado Arnaldo Ferrer, cuyo origen y procedencia no indican los cronistas valencianos, que lo mencionan, pero del que se sabe que obtuvo en heredamiento, como premio a sus servicios, una de las casas grandes que estaban cercanas a la mezquita mayor, recompensa de la que sólo participaron los hombres más graves del ejército del rey don Jaime I, como consta en el libro del cabildo llamado Obispalia. Igualmente, se destaca en las antiguas crónicas la figura de Jaime Ferrer, señor del lugar de Soto, en el partido judicial de Segorbe, y gobernador de la ciudad y reino de Valencia. Consta además que en 1272 era señor de Soto.FAMILIA DE SAN VICENTE FERRER Hay otra antigua familia de Ferrer en Valencia que trae su origen de la casa de Ferrer de Cataluña, sita en la villa de Palamós, del partido judicial de La Bisbal(Gerona), familia ilustre que tuvo la gloria de contar entre sus hijos a San Vicente Ferrer. A esta familia perteneció I. Guillermo Ferrer, natural de Palamós, pasó a residir a Valencia y fue escribano público de esta ciudad. Casó con doña Constanza Miguel, y procrearon a Bonifacio Ferrer, que nació em Valencia en 1350 y murió en la cartuja de Val de Cristo, cercana a Segorbe (Castellón), el 27 de abril de 1417. Estudió en Perusa y después en la universidad de Lérida. En 1365 fue elegido jurado «in capite» de Valencia. Se doctoró en ambos Derechos. Por una falsa denuncia, le encarcelaron en Valencia cuando regresaba de las Cortes de Monzón en 1389. Preso permaneció varios años hasta que, después de numerosos trastornos, se le reconoció inocente. Había casado con doña Jaquelina Despont y tuvo de este matrimonio once hijos, cuatro varones y siete hembras. Todos, incluso su esposa, murieron prematuramente, persiguiéndole la desgracia hasta perder el señorío de Almenara, que tuvo que vender para sufragar los gastos del largo proceso. Por consejo de su hermano San Vicente, abrazó la vida religiosa en la cartuja de Portacoeli, cercana a Valencia. En 1402, fue nombrado general de la Cartuja. Benedicto XIII le envió como embajador suyo a Francia. Estuvo después en el Concilio de Perpignan y quedó nombrado embajador en Pisa. En 1412 asistió aI compromiso de Caspe como uno de los nueve jueces para declarar a quién correspondía la corona de Aragón, y, en unión de su hermano San Vicente, votó al infante don Fernando de Castilla, llamado «el de Antequera», el día 14 de marzo de 1412. Después de haber rehusado el capelo cardenalicio, se retiró a la cartuja de Val de Cristo, cercana a Segorbe, donde murió. Su hermano San Vicente Ferrer, cuya vida es tan conocida, nació en Valencia el 23 de enero de 1355 ó 1357 y murió en Vannes (Francia) el 5 de abril de 1419. Otro caballero, natural de Játiva y llamado Fernando Ferrer, compró en 1353 el lugar de Guadasequíes, del partido judicial de Albaida. Fue descendiente suyo Mosén Luis Ferrer y Exarque, natural de Valencia, maestresala y camarlengo del rey don Fernando «el Católico», embajador de este soberano, ayo y mayordomo mayor de la princesa doña Juana, lugarteniente general de gobernador de Valencia, caballero de Santiago y comendador de monasterio y de reina en la provincia de León, ambas encomiendas de la citada Orden. Se unió en matrimonio con doña Lucrecia Soler y Villarrasa.
Escudo de Armas:
Bernardo Ferrer, el caballero inglés descendiente de los condes de Barbia, en la Gran Bretaña (citado por mosén Jaime Febrer), que pasó de Inglaterra a España y que sirvió a don Jaime I «el Conquistador», en el sitio de Valencia con su hermano, un hijo y gente inglesa, traía : De gules, con tres bandas de oro cargada cada una de una cotiza de gules. Ausias Ferrer, milord de Esgocia (citado igualmente por mosén Jaime Febrer), que también tomó parte en la conquista de Valencia y en la toma de Játiva, usaba escudo partido: 1º, de azur, con una banda de oro cargada de una cotiza de gules, y 2º, de sinople, con tres herraduras de oro con clavos de sable puestas en triángulo. En Cataluña ostentaron diversas casas y familias de Ferrer fas armas que a continuación describimos. La antigua casa solariega llamada la Ferrería de San Salvador, en el valle de Bianya, provincia de Gerona: De azur, con una herradura de oro clavada de sable. Así consta en certificación del rey de armas Julián y Ortega librada en agosto de 1617. La rama descendiente de ese solar que fundó nueva casa en la villa de San Juan de las Abadesas, del partido judicial de Puigcerdá, en la misma provincia de Gerona: De azur, con un águila de oro que sostiene con la garra diestra una herradura, del mismo metal, y con la garra siniestra un cometa, también de oro. La casa de Gerona: De azur, con tres herraduras de oro, clavadas de sable y puestas en triángulo. Estas armas constan en el libro de la Cofradía de San Jorge, de Gerona. Los Ferrer de Blanes llevan: De azur, dos herraduras de oro. La de la villa de Falset, del partido judicial y provincia de Tarragona : De azur, con una herradura de plata con clavos de sable. La de la villa de Mora, también en la provincia de Tarragona : Escudo partido : 1º, de gules, con tres herraduras de plata clavadas de sable y puestas en palo, y 2º, también de gules, con una flor de lis de plata, y bordura componada de ocho piezas del mismo metal ; medio cortado de oro con una rama de sinople frutada de una mora de sable. La casa de Barcelona, cuyos individuos fueron conselleres de dicha ciudad en 1291: De plata, con un chevrón de gules, y bordura componada de ocho piezas de ese color. Otra casa de Barcelona, que tenía sepultura propia en el capítulo de San Francisco de dicha ciudad : De gules, con una banda de oro cargada de tres herraduras de azur clavadas en plata. Líneas de esa misma casa, entre ellas la del valle de Ucaña, del obispado de Gerona, y la del lugar de Ranfell, provincia de Tarragona, acrecentaron el anterior escudo con una bordura componada de ocho piezas de oro. La casa de Busquets: Escudo cortado y encajado de dos ángulos de oro y tres de gules, sumados éstos de tres pájaros de sable. La de la villa de Riudecols, del partido judicial de Reus, y provincia de Tarragona: De oro, con tres bandas de sable, y el jefe de oro con tres herraduras de sable, clavadas de oro y puestas en situación de faja. Otros de la misma casa : Escudo partido : 1º, de azur, con una banda de oro acompañada de tres herraduras de plata clavadas de sable y sumada cada herradura de una cruz fijada, del mismo metal, y 2º, de oro, con tres bandas de sable, y el jefe de oro con tres herraduras de sable, clavadas de oro, y puestas en situación de faja. Otra línea dimanada igualmente de la citada casa: Escudo cortado: la partición alta, de azur, con tres herraduras de plata clavadas de sable y puestas en triángulo, y la partición baja, de oro, con tres bandas de sable. La casa del lugar de Claravalls, del partido judicial de Cervera y provincia de Lérida: Escudo partido: 1º, de plata, con cuatro hierros de lanza, de azur, puestos en situación de banda, uno, dos y uno, y 2º, también de plata, con tres bandas de gules. Brochante sobre el todo, un escudete de azur con una flor de lis de oro. Otros de la misma casa : Escudo cuartelado : 1º y 4º, de plata, con los cuatro hierros de lanza de azur puestos en situación de banda, uno, dos y uno, y 2º y 3º, de plata, con las tres bandas de gules. Brochante sobre el todo, escudete de azur con una flor de lis de oro. La casa de la aldea de Plegamans, del municipio de Palau solitar y provincia de Barcelona : Escudo cuartelado : 1º, de gules, con tres herraduras de plata, clavadas de sable y puestas en triángulo ; 2º, de oro, con los palos de Aragón de gules ; 3º, también de oro, con tres rosas de gules puestas en triángulo, y 4º, de oro, con un león rampante de gules coronado de lo mismo. Los Ferrer de Fontcuberta, en el antiguo corregimiento de Gerona : Escudo terciado en faja : 1º, de gules, con una fuente de plata, terrasada y superada de un dosel de lo mismo, y acostada de un guervero armado de plata con espada y rodela ; 2º, de gules, con una banda de oro cargada de una cotiza de azur, y 3º, de plata, con tres estrellas de gules. También en Cataluña han usado diversas familias del apellido Ferrer estos escudos : Escudo partido : 1º, de azur, con una estrella de oro y bordura componada de ocho piezas de oro y ocho de azur, y 2, de oro, con una he- rradura de azur clavada de plata. De sinople, con una herradura de oro clavada de sable. De oro, con tres hierros de lanza de azur puestos en triángulo. Y escudo cuartelado : 1º y º, de oro, con tres hierros ]argos de lanza de azur puestos en situación de faja, y 2º y 3º, de azur, con tres herraduras de plata claveteadas de sable, puestas en triángulo. Los Ferrer de Mallorca y de Valencia tienen : De oro, con tres bandas gemelas de gules. Por ser estas bandas gemelas, como queda dicho, escriben algunos autores, impropiamente, que ese escudo tiene seis bandas de gules. Otros, en Valencia, especialmente algunas líneas de los Ferrer establecidos en Játiva, usaron las armas que ostentó el caballero Ausias Ferrer, anteriormente descritas y señaladas con el número 54. Otros, en Mallorca y en Valencia : De gules, con seis cotizas (que varias tratadistas llaman bandas) de oro.
Simbología del Escudo de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. El águila se concede en los blasones a los hombres que exceden en valor, generosidad y braveza a los demas hombres. Las villas y aldeas, simbolizan señorío nobiliario. La banda significa el tahalí del caballero, y la banda que traían atravesada del hombro diestro al flanco siniestro, y por eso se expresa en esta situación en el escudo, habiéndola puesto por armas muchos de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguían las naciones. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. El caballero simboliza la nobleza. En los comienzos de la Edad Moderna, era "soldado de caballería, que servía a su costa con armas y caballo". Desde el reinado de Felipe III, Caballero es el "Hidalgo de Nobleza reconocida". El cabrio o chevrón representa las botas y espuelas del caballero, concediendose ésta pieza en Armería a los que salen heridos en las piernas, aunque muchos la tienen por símbolo de protección. La cruz es una pieza honorable, que representa la espada del caballero, dándose en Armería al combatiente que sacaba la espada teñida de sangre de sus enemigos. Del tiempo de las cruzadas quedaron algunas familias con la cruz por armas, para denotar que habían estado en ellas. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.