Antiguo linaje catalán que tuvo su primitiva casa solar en la villa de Guissona, del partido judicial de Cervera, en la provincia de Lérida. A esta casa perteneció I. Francisco Feliu, natural de Guissona, que contrajo matrimonio con doña Eusebia Pons, natural de Agramunt, en la misma provincia, y fueron padres de II. El capitán Francisco Feliu y Pons, natural de Agramunt, que casó con doña Ana Cerezo, natural de Gante, en Bélgica, y originaria de Burgos, y tuvieron por hijo a III. José Feliu y Cerezo, natural de Agramunt y caballero de la Orden de Santiago, en la que ingresó el 11 de noviembre de 1643. Dentro del Principado de Cataluña se extendió este linaje por el Ampurdán, donde poseyó muy nobles solares, subsistiendo todavía uno en el lugar de Camallera, del ayuntamiento de Saus y partido judicial de Gerona. Los de esta casa entroncaron con la de Ros, una de las más antiguas y calificadas de Cataluña. De la casa de Camallera fue Ramón Feliu, caballero de la Orden de Carlos III, y padre de José Feliu, individuo de varias corporaciones y esposo de doña María Ana Dezcallar. Con sucesión. Otra casa hubo en la ciudad de Barcelona, a la que perteneció Pedro Feliu, a quien el rey don Carlos II, con fecha de 4 de agosto de 1667, le concedió el título de ciudadano honrado de Barcelona. También se extendió el linaje de Feliu por las islas Baleares, donde la rama quedó establecida en el siglo XIII en la villa de Porreras, del partido judicial de Manacor (Mallorca). De esta casa fue Ramón Feliu, que en el año de 1285 le diputó la citada villa para jurar obediencia al al rey don Alonso III de Aragón. Igual distinción mereció en 1343 de la villa de Valdemosa, del partido judical de Palma, Pedro Feliu, para prestar juramento y homenaje al rey don Pedro IV de Aragón. Una línea, originaria de la casa, de la villa de Porreras, se estableció en la ciudad de Alcudia, del partido judicial de Inca, en Mallorca, y su casa fue condecorada con privilegio de nobleza y franqueza de derechos e impuestos en virtud de real carta del emperador Carlos V, fechada en 14 de octubre de 1525, en premio de los servicios prestados a su persona por los caballeros Feliu. Juan Feliu, de Alcudia, obtuvo en 1529 la dignidad política de conseller. Otra rama de la familia Feliu de Porreras, ya citada, cuya genealogía continuada se establece documentalmente desde el siglo XV, pasó a la vecina población de Campos y de ella a Palma, fijando su solar en el predio Son Espases, que aún conservan. Labradores, baylios reales, mercaderes de Mallorca y más tarde ciudadanos militares (siglo XVIII). En 1878, sucedieron a la extinguida familia Umbert en la propiedad y dominio de la isla de Cabrera, unificando en sus manos los dominios directo y útil de aquel archipiélago. Tras ser reconocidos como señores de Cabrera y de su mas por el Estado español y por la Iglesia, inscriben el dominio a su favor. En 1894 el emperador Alejandro III de Rusia les otorga los honores y el rango de Kniaz de Rusia y más tarde reciben el título de Condes del Imperio. La nobleza de esta Casa de Feliu está reconocida, entre otras, por las siguientes sentencias : Curia corregimiento de Mallorca, sentencia de1 26 de abril de 1876; Audiencias de Palma y Santander, informaciones en 1814; Real Chancillería de Valladolid en 1815, y por sucesivos reconocimientos por parte de la Santa Sede, habiendo probado últimamente su hidalguía en la Asociación de Hidalgos a Fuero de España, en la Unión de la Nobleza de Mallorca, en Infanzones de Illescas, en la Orden del Santo Sepulcro, etc. Lleva esta familia la representación y vínculos de la casa Ferrá de la Mola, de la villa de Esporlas, por el matrimonio, en 1843, de don Sebastián Feliu y Bonet, capitán y min.istro del gobierno provisional de Otra casa de mucho lustre tuvieron los Feliu valencianos en la villa de Benisa, del partido judicial de Denia (Alicante), en la que desempeñaron los honoríficos cargos de justicia y gobierno de la misma. Por el año de 1500 habitaba en Benisa el magnífico don Pedro Antonio Feliu, ciudadano patrono de la capilla de la Santísima Trinidad en la iglesia parroquial, jefe y pariente mayor de toda la casa Feliu, de ciudadanos de inmemorialidad, a quien se da el tratamiento de caballero en diversos documentos.
Escudo de Armas:
La casa solar primitiva de la villa de Guissona, en Cataluña, ostentaba: Escudo cortado: l.º, en campo de azur, tres estrellas de oro, bien ordenadas; medio partido de sinople, con tres fajas de oro, y 2.º, en campo de oro, un árbol de sinople y un perro de sable y plata, andante, atravesado al pie del tronco. Los de Mallorca traen: en campo de oro, una cruz de gules floreteada; bordura de gules. Otros suprimen la bordura. Los de la casa de la villa de Benisa, en Alicante, trajeron: De oro, un árbol de sinople, terrasado de lo mismo, y empinante a él un león de gules coronado de oro. En cada cantón del jefe una estrella de azur.
Simbología del Escudo de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. La cruz es una pieza honorable, que representa la espada del caballero, dándose en Armería al combatiente que sacaba la espada teñida de sangre de sus enemigos. Del tiempo de las cruzadas quedaron algunas familias con la cruz por armas, para denotar que habían estado en ellas. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.