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Muy antiguo linaje de Valencia. Es el mismo que en Mallorca tiene el nombre de «Fabrer». Se demuestra la identidad de los apellidos Fabrer y Febrer no sólo con la semejanza de sus nombres, sino también con sus propios escudos de armas, que sólo ofrecen muy ligeras variantes, y con el hecho de aparecer apellidado Fabrer en documentos y nobiliarios mallorquines el mismo primitivo caballero del linaje que documentos nobiliarios valencianos apellidan Febrer. Este caballero, que figura entre los primeros y esclarecidos varones de la familia, es Guillermo Febrer, o Fabrer, veedor general del ejército del rey don Jaime I de Aragón, con el que tomó parte en las conquistas de Mallorea y Valencia. A más de las listas de todo el ejército para el pago y ración de cada soldado, hizo el citado Guillermo Febrer otra nómina de todos los nobles y sujetos de distinción que de los dominios del rey, y de otros dominios extraños, acudieron voluntariamente al sitio de Valencia, para darles el premio correspondiente a su mérito. Al rendirse Valencia al ejército del rey don Jaime I, por capitulación y convenio, el día 17 de marzo de 1238, le correspondió al repetido Guillermo, entre otros bienes que le tocaron en el reparto de la ciudad, una casa junto a la parroquia de San Esteban, en la que nació su hijo el célebre tratadista mosén Jaime Febrer, al que apadrinó en la pila bautismal el propio don Jaime I «el Conquistador», que le dio su nombre. Bernardo Fabrer fue en 1347 jurado de la ciudad de Palma, por la clase noble. Otro Bernardo Fabrer en 1396 fue jurado por la misma clase, cargo que desempeñó también en 1461. Poseyó cuantiosas riquezas y siempre se hacía acompañar de doce criados a caballo, cuando salía a visitar sus posesiones. Bartolomé Fabrer fue jurado en 1465, y fray Pedro Fabrer, religioso dominico, inquisidor de Mallorca en 1637. Fray Tomás Fabrer perteneció a la misma Orden, y escribió la crónica del real convento de Santo Domingo de Palma. Fray Bernardino Fabrer, religioso observante, murió con fama de santidad.

Escudo de Armas:
Las primitivas del linaje fueron : De oro, con una flor de lis de azur, que vierte por cada lado unas gotitas de sangre. Más tarde el rey don Jaime I de Aragón autorizó a mosén Jaime Febrer para acrecentar sus armas, concediéndole un león, símbolo del valor con que había luchado contra los moros, y el citado tratadista organizó su blasón en esta forma : Escudo cortado : la partición alta, de oro con la flor de lis de azur y las gotitas de sangre, y la partición baja, de plata, con un león rampante de gules. Otros traen : De plata, con el león, y el jefe de oro con la flor de lis. Pero son más puras las anteriores. En Mallorca tienen: Escudo cortado : la partición alta, de oro, con una flor de lis de azur, y la partición baja, de plata, con un león rampante de su color. Así las describe Joaquín María Bover. Félix Domenech y Roura pinta ese escudo de plata, con un león rampante, de su color natural, y el jefe, de oro, con la flor de lis de azur. Escudo cortado: 1.°, en campo de oro, una flor de lis de azur, y 2.°, en campo de plata, un león rampante, al natural.

Simbología del Escudo de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.