En la ciudad de Avila, cuyo nombre tomó, tuvo su cuna este noble y antiguo apellido. Mosén Jaime Febrer cita a Sancho Dávila, descendiente de Blasco Dávila, y dice que cuando en el sitio de Valencia fue herido el rey don Jaime junto a la puerta de la Boatella, le auxilió el mencionado Sancho, apretándole con un pañuelo la herida que había sufrido en la cabeza el monarca. Este le premió dándole hacienda en el Grao y dejó allí sucesores. También dejó sucesión en Valencia Alonso de Avila, que se halló en su conquista. Castellano. De la ciudad de Ávila, descendiente de Blasco Gimeno, gobernador de Ávila, a fines del siglo XII. Se extendió por la Península y varias ramas pasaron a América. Probó numerosas veces su nobleza en las Orden es Militares, y entre los privilegios de hidalguía alcanzados por esta familia se cuenta el concedido en 22 de abril de 1528 a D. Diego de Ávila por haber hecho prisionero al Rey de Francia en la batalla de Pavía.
Escudos de Armas del apellido:
Los descendientes que Sancho Dávila dejó en el Grao (Valencia) llevan : De oro, con seis roeles de azur. Los que también en Valencia proceden de Alonso de Avila, traen: De azur, con un león rampante de oro.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza.