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Todos estos apellidos son modalidades de un mismo linaje originario de Francia, según el testimonio de mosén Jaime Febrer, y radicado en Cataluña desde tiempos muy antiguos, tanto que el doctor Menescal manifiesta que tuvo su raíz en la citada región española. De Cataluña pasó el apellido a Aragón y a Valencia, y uno de sus primeros y esclarecidos varones que cita la historia es Pedro Cabanilles, que sirvió al rey Jaime I de Aragón en la conquista de Valencia, recibiendo muchos premios de este monarca cuando tomó posesión de la citada ciudad. Quedó en Valencia establecido el mencionado caballero y fue jurado de ella en el año de 1376. Sus descendientes fueron creciendo en hacienda y autoridad, siendo familia de mucho lustre cuando comenzó a reinar don Alfonso V de Aragón, al que ayudaron eficazmente los de este linaje en la conquista del reino de Nápoles. "En dicha conquista ? dice Gaspar Escolano ? hubo dos Cavanilles, naturales de Valencia, que fueron de los señalados capitanes de aquel tiempo; el uno se llamó García de Cavanilles y el otro Pedro. El García ganó grande concepto de valeroso y sabio con el rey don Alonso, y nació de ahí la íntima privanza que con él tuvo". En el año de 1440 habla del mismo caballero Bartolomé Facio, autor italiano, que se halló presente en los hechos más importantes de la mencionada conquista de Nápoles, y lo califica de «varón insigne en el arte militar y compostura de sus costumbres», relatando extensamente los triunfos que obtuvo y grandes servicios que prestó. De dicho García Cavanilles proceden los de este linaje que quedaron establecidos y heredados en el reino de Nápoles. Miguel de Salazar llama a ese caballeró García de Cabanilla, y dice que fue creado conde de Froya, consignando a continuación la siguiente genealogía: I. Dicho García de Cabanilla o Cavanilles, privado de Alfonso V de Aragón, fue padre de II. Diego de Cabanilla, capitán del rey de Nápoles don Fernando, que le dio el condado de Montella. Casó con doña Margarita Orsina, en la que procreó a III. Froyano de Cabanilla, que fue conde de Froya y de Montella. Murió en la guerra y dejó estos hijos: 1º Juan de Cabanilla, que sigue, y 2º García de Cabanilla. IV. El primero, Juan de Cabanilla, fue padre de V. César de Cabanilla, capitán de la infantería del emperador Carlos V. Tuvo por hijo y sucesor a VI. César de Cabanilla, segundo del nombre, que murió combatiendo en el Piamonte en tiempos de Felipe II, y fue padre de VII. Marcelo de Cabanillas, que fue premiado por sus servicios con el título de marqués de San Marco. I. El Pedro Cavanilles, caballero de Valencia, que también ayudó a don Alfonso V de Aragón en la guerras de Nápoles, y que cita Escolano, fue jurado de Valencia en 1418. Siendo capitán de una galera de esta ciudad, rindió en aguas de Alicante a otra portuguesa. Luego pasó a ltalia con el citado monarca de Aragón, y fue hecho prisionero cuando don Alfonso V perdió su armada en la batalla que dio a los genoveses y al duque de Milán, en el año de 1436. Puesto en libertad, Pedro Cavanilles volvió a Valencia, siendo nombrado lugarteniente de gobernador general en 1439, con privilegio dado en Gaeta. Parece ser que este caballero no tuvo hijo varón que le sucediese en su casa, sino una hija llamada I I. Castellana de Cavanilles, que casó con mosén Luis de Villarrasa, del que tuvo estos tres hijos: 1º Juan de Villarrasa Cavanilles, del que proceden los Villarrasa de "Albalat. 2º Luis Cavanilles de Villarrasa, que sigue, y 3º Guillén Ramón de Villarrasa Cavanilles, de quien proceden los Villarrasa de la casa de Faura. III. Luis Cavanilles de Villarrasa continuó la línea por haber heredado a su madre, con la condición de que tomáse en primer lugar su apellido. Fue copero del rey don Juan II de Aragón en el año de 1477 y del rey don Fernando «el Católico», y gobernador de Valencia, cargo que renunció en 1503 en favor de su hijo. En el siglo XIX pasó el Condado del Casal a la familia Escrivá de Romaní. El 6 de mayo de 1884 obtuvo real despacho de rehabilitación de dicho título don Guillermo Escrivá de Romaní y Dusay, continuando en sus descendientes hasta nuestros días. A esa rama de Cabanillas, condes del Casal, la apellida Gaspar de Escolano, «Cavanilles»; Salazar y Castro, «Cavanillas», y otros autores y varios expedientes de pruebas de nobleza de Ordenes militares, relativos a sus individuos, «Cabanillas», lo que demuestra que todos esos apellidos son uno mismo, como ya se dijo en los comienzos de esta información.

Escudos de Armas del apellido:
Pedro Cabanillas, que estuvo con Jaime I en la conquista de Valencia, traía: En campo de azur un libro de oro y sobre él un cordero pascual de plata. Los que en Cataluña se apellidan Cabanellas tienen: Escudo losanjado de oro y azur. Otros de apellido Cabanelles, también en Cataluña, traen estos tres escudos: De gules, con un perro de plata en salto, con collar de sable. Estos tuvieron casa en Barcelona: De azur, con seis losanjes de oro puestos: cuatro y dos, y el jefe dentado de oro. De azur, con seis bezantes de oro puestos: tres, dos y uno Otros en Cataluña, apellidados Cabanillas y Cabanyelles, usan estos otros dos escudos. Cuartelado: 1º y 4º, de gules, con el lebrel de plata en salto, con collar de sable, y 2º y 3º, de oro, con una faja de azur cargada de tres estrellas de oro. También pintan el campo de los cuarteles 2º y 3º, de plata, con la faja de azur cargada de tres estrellas de plata. Otros ostentan: Escudo cuartelado: 1º y 4º, losanjado de oro y gules y 2º y 3º, de azur, con seis bezantes de oro en dos palos. Otros en Valencia y Aragón, apellidados Cabanillas y Cavanilles, tienen: Escudo cuartelado: 1º y 4º, de azur, con un cordero pascual de plata, y 2º y 3º, de gules, con un lebrel de plata en salto, con collar de sable. Otros, también de Valencia y Aragón, usan: Escudo partido: 1º, de oro, con un cordero pascual de azur, y 2º, de gules, con un lebrel de plata en salto, con collar de sable.               

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc..), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc.., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc..) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc., "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. "Los bezantes son figuras redondas, llanas y macizas, siempre de metal porque son una especie de moneda griega, llamada en latin Bizantius, que hoy es la ciudad de Constantinopla, de donde la tomaron por armas los que fueron a la conquista de la Tierra Santa." El cordero es el símbolo de la insigne y militar Orden del Toisón de oro, instituida por Felipe II en 1429, y lo llevaron en sus escudos sus caballeros y descendientes. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc.., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.