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Familia oriunda de Francia (Bearn y Landes), establecida en España desde fines del siglo XVI, morando en Mataró (Barcelona), el caballero I. Pedro Balansó, que casó el 23 de enero de 1617 con doña Catalina, Casal, de la que tuvo a II. Pedro Balansó Casal, que contrajo matrimonio el 26 de agosto de 1661 con doña Feliciana Galmir, naciendo de esa unión III. Juan Bautista Balansó Galmir, natural de Mataró, que casó el 21 de abril de 1689 con doña Inés de Boter, y fueron padres de IV. Juan Bautista de Balansó de Boter, bautizado en la iglesia parroquial de Santa María de Mataró, como sus mayores, el 20 de diciembre de 1699. Fue marino, como sus antepasados, y hallándose el litoral catailán acosado por corsarios berberiscos, sostuvo un fuerte combate el 22 de junio de 1757, pilotando su embarcación «San Antonio de Padua». Salió completamente triunfante, y fue tal el relieve de la acción naval y su intrepidez, que su majestad el rey Fernando VI le distinguió con señaladas mercedes. Y al cabo de más de un año de dicho heroico suceso, mandó expedir un documento (cuyo original obra en poder de sus descendientes), en el que se patentiza la importancia del mismo al ordenar el rey la creación de una medalla para perpetuar su memoria. Otorgó testamento en Mataró el 16 de enero de 1778, ante el notario don Antonio Torras, en cuyo documento se le da el tratamiento de capitán, y nombró albaceas a su mujer y al célebre marino don Salvador Campllonch y Guatro. Falleció el 4 de diciembre del mismo año de 1778, siendo sepultado en la capilla de Nuestr.a Señora de los Dolores de la iglesia parroquial de Santa María de aquella ciudad. Había casado en Mataró el 28 de octubre de 1730 con doña María Sampere, de la que dejó los siguientes hijos: 1º Félix de Balansó Sampere, que sigue. 2º Salvador de Balansó Sampere, y 3º José de Balansó Sempere. V. El primogénito, Félix de Balansó Sampere, continuó la línea. Contrajo matrimonio, el 9 de junio de 1765, con doña Rosa Busquer, naciendo de este enlace VI. Pablo de Balanzó Busquer, que casó, el 27 de septiembre de 1788, con doña Feliciana Coll de Dalmau. Fue su hijo y heredero VII. Juan Bautista de Balansó y Coll, que se unió en matrimonio, e1 12 de junio de 1824, con doña Josefa Comés, de la que tuvo a VIII. José de Balanzó Comés, que casó, el 8 de agosto de 1851, con doña Josefa Pons Clerc, siendo su hijo primogénito IX. Lorenzo de Balanzó Pons, a quien Su Santidad el Papa Benedicto XV hizo merced del título hereditario de marqués de Balanzó en premio de su desisteresada labor en pro de la cultura e interés religiosos. Contrajo matrimonio con doña Josefa Martí, de la que tuvo, entre otros hijos, a X. José María de Balanzó Martí, que es el primogénito, y está casado, desde el 11 de junio de 1915, con doña María Teresa S. de Cueto y del Blanco.            

Escudos de Armas del apellido:
Las armas usadas en Francia por los Balansún, después de su alianza con los Poyloault, fueron los de éstos: «Losangé d'or et de gueules», siendo las españolas adoptadas probablemente después de las concesiones hechas a don Juan de Balanzó Boter, de 1757 a 1758. Estas armas españolas se organizan así: Escudo partido y encajado de cuatro puntas, de azur y oro; en la primera partición, de azur, dos crecientes de plata, ranversados y puestos en palo, y en la segunda partición, de oro, una mirleta de sable. El cronista Vilar y Psayla confunde el apellido Balanzó con el navarro de Balanza, y le señala las armas de éste, que también equivoca.     

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc..), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc.., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc..) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc., "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. La balanza simboliza la equidad y la justicia. La luna o creciente, en las armerías, se ha tenido por buen agüero, y presagio de grandeza, como se dice del sueño de Milon, hijo de Guillermo, Conde de Borgoña, a quien la noche antes de ser electo Papa, con el nombre de Calixto II, en el año 1119, se le representó en sueños un ángel, que le ponía una luna (creciente) baxo de sus rodillas, advirtiéndole, como sucedió después, que sería el Jefe de la Iglesia Universal. Los hebreos celebran las fiestas que llamaron Neomenías (en recuerdo de su pasado pastoril), y entre los árabes es distintivo de poder y de nobleza. Carlos I instituyó, en la ciudad de Mesina, la Orden Militar del Creciente, y sus caballeros y algunos de sus descendientes cargaron los crecientes en sus armas.