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El noble linaje de los Abad o Abades, que todo es uno, procede del señorío de Vizcaya. A su vez, salieron de estos solares los fundadores de varias ramas del apellido Abad, que se extendieron por diversas regiones de España y América. En la rama de Valencia, de la casa fundada en los años de 1167 en el valle de Tena, de las montañas de Jaca, por Martín Fernández Abad, señor de Castellanos, procedió Pedro Abad, a quien el abad y los monjes del monasterio de Ripoll enviaron a expensas suyas, capitaneando un tercio de tropas, a la conquista de Valencia. Fue también de los que ganaron Alcoy en l255, donde quedó heredado, extendiéndose su descendencia por las villas de Muro, Játiva, Elda y Novelda. En varios nobiliarios, al hablar de este apellido, se dice que los Abad de Aragón y Valencia, por la desgraciada muerte de un pariente, comenzaron a vestir de negro y empezaron a llamarse Abades, dejando durante algún tiempo de usar el apellido que antes tenían. De ahí el que los apellidos Abad y Abades sea uno mismo.Noble y muy antiguo linaje de Vizcaya. La casa troncal primitiva radicó en el Valle de Gordejuela. Descendientes de esta casa fueron los Castro-Abad, como así también los fundadores de los solares secundarios en las anteiglesias de Dima y de Ceánuri, del partido judicial de Durango (Vizcaya), y de la de Marín, en el Valle de Léniz (Guipúzcoa). A su vez salieron de esos solares los progenitores de importantes ramas del apellido Abad, en Castilla, Asturias, Aragón, Valencia, Andalucía, Sicilia y América. El estudio de dichas ramas no corresponde a esta obra, pero al lector que le interesen noticias de ellas, las encontrará en nuestra «Enciclopedia Heráldica y Genealógica», información del apellido Abad. Vasco, cuya primitiva casa solariega radicó en el valle de Gordejuela, extendiéndose después por toda la Península y América. La rama de Castilla desciende de Martín Fernández Abad, que en el siglo XII bajó a luchar contra los árabes, formando su casa en las cercanías de Ocaña. La rama de Valencia la fundó Pedro Abad, que intervino en la conquista de Alcoy en 1255, donde fundó su casa. Algunos de sus descendientes se extendieron después por Andalucía. Los Abad de Vizcaya se apellidaron Abbad. Hubo otra rama en Santander. De los Abad aragoneses descendió Palmario Abad, que, en tiempos del rey D. Pedro de Aragón, fundó casa en Nápoles y de él proceden los Abad de Sicilia. Los de Andalucía se extendieron por América en el siglo XVI.

Escudos de Armas del apellido:
Las de los Abad o Abades de Vizcaya: De gules, con un castillo de oro, aclarado de azur. Bordura de oro con este lema en letras de azur: «Castro-Abad. » Este lema lo pusieron algunos en letras de oro sobre un volante de gules, en el timbre. Por cimera, un león, naciendo, de gules, linguado de lo mismo, que lleva sobre su cabeza un castillo de oro aclarado de azur y tiene en la mano diestra una espada, alzada, la hoja de plata y el puño de oro. Al timbre, corona ducal. De esta casa son las Baronías de Abella y Torrearias, hoy vinculadas en Cataluña. Los de la rama de Valencia traen por armas : en campo de azur, un perro rampante al natural. Sus armas primitivas y las de los de toda Cantabria son: en campo de gules, un castillo de oro con puertas y ventanas de azur; bordura de oro, y en letras de azur el lema "CASTRO ABAD". Los de Aragón traen: en campo de azur, tres estrellas de ocho puntas de oro, colocadas 1 y 2, y sobre la alta un creciente de oro, ranversado. Algunos colocan una sola estrella en lugar de las tres. Los de Santander traen: en campo de azur, un castillo de oro; bordura de gules, con ocho aspas del mismo metal. Los de Valencia traen: en campo de azur un castillo de oro; bordura de gules, con ocho aspas del mismo metal. Los de Valencia traen: en campo de azur un perro al natural, según las concedió D. Jaime I. Los de Alcoy, Muro, Játiva, Elda, Novelda y los de Andalucía y América, traen: en campo de azur, un león rampante de oro, y en el jefe, tres crecientes ranversados de plata, el del centro mayor que los otros dos. Los de Sicilia traen: en campo de azur, una garra de león de oro, moviente del flanco siniestro, acompañada de tres estrellas de oro de ocho puntas, colocadas 1 y 2. Los Abad de Vizcaya, con casa solariega en la anteiglesia de Ceánuri, traen: en campo de sinople, una torre de plata, a cuya puerta hay dos lebreles atados a ella con cadenas de oro.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aún así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, péleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huerfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miercoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los principes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. El sotuer o aspa se trae a las armerías españolas por la batalla de Baeza, ganada contra los moros el día de San Andrés del Año de 1227, que es la forma de la Cruz en que estuvo este Santo Apostol en su martirio. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. La cabeza significa trofeo, valor, superioridad y despojo sangriento. Las familias españolas, que traen cadenas en su blasón, es por la batalla de las Navas, en la que se rompió el palenque de Miramomelín, guarnecido de gruesas estacas y cadenas muy fuertes Los castillos son geroglífico de grandeza, y de elevación, porque ellos exceden en hermosura, en fortaleza, y en magnitud a todos los demas edificios: denota también el asilo, y la salvaguardia. La luna o creciente, en las armerías, se ha tenido por buen agüero, y presagio de grandeza, como se dice del sueño de Milon, hijo de Guillermo, Conde de Borgoña, a quien la noche antes de ser electo Papa, con el nombre de Calixto II, en el año 1119, se le representó en sueños un ángel, que le ponía una luna (creciente) baxo de sus rodillas, advirtiéndole, como sucedió después, que sería el Jefe de la Iglesia Universal. Los hebreos celebran las fiestas que llamaron Neomenías (en recuerdo de su pasado pastoril), y entre los árabes es distintivo de poder y de nobleza. Carlos I instituyó, en la ciudad de Mesina, la Orden Militar del Creciente, y sus caballeros y algunos de sus descendientes cargaron los crecientes en sus armas. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.