En Ondárroa (Vizcaya). Es linaje antiquísimo en la costeña villa vizcaína, de donde se esparció por toda la Península, haciendo asentamientos, singularmente, en Portugal y Andalucía. Alcanzó gran renombre en 1500 una esforzada hembra de esta casa, doña Ana de Abizquiza y Amalorrentería (prometida del Capitán don Lorenzo Sánchez de Azterrica y Garcia de Licona, paje que había sido del Príncipe don Felipe, esposo de doña Juana la Loca, y su Guión en Flandes), la cual peleó bajo disfraz másculino varios años, hasta que herida en ocasión del asedio de San Sebastián por los franceses (que hubieron de levantar el sitio de la capital de Guipúzcoa), se descubrió su superchería, alcanzando como premio de sus proezas que el Monarca español le enviase el día de Navidad de 1512 a uno de sus alcaldes de Casa y Corte, portador de una laudatoria carta, a la que adjuntaba S. M. buena suma de áureos doblones, que constituyeron la dote de su boda con el elegido de su corazón, formando así un hogar de paz aquella pareja que por tanto tiempo arrostrara las inclemencias de la vida de campaña. Descendiente de tan esforzados consortes fue el Rvdmo. P. Fray Bautista de la Presentación, Carmelita Descalzo, en cuyo loor baste decir que tomó el hábito de los hijos de Santa Teresa de Jesús por huir de la mitra de Leiria (en Portugal), siendo a la sazón ? 8 de Febrero de 1564 ? brillantísimo ornato del catedralicio Cabildo conimbricense, cuyo Arzobispo veía con pena la ausencia del sabio y santo prebendado, temeroso de aceptar la honrosa carga con que Felipe II trataba de distinguir al Doctor don Martín Abizquiza y Gorosicotea, «gran letrado».
Escudos de Armas del apellido:
De plata, con un árbol arrancado, de sinople, cantonado de cuatro hierros de lanza de azur. Bordura de gules con trece estrellas de oro. Divisa: «Age quod agis», puesta en letras de oro sobre un volante de gules.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc..), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc.., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc..) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc., "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario.