Hay muchas dudas respecto del origen y primitivo solar de este antiguo linaje. La opinión de autorizados tratadistas asegura que procede de Galicia, de donde pasó a las Vascongadas, y le señalan como tronco y fundador al Conde don Mendo, hermano del último Rey de los longobardos, llamado Desiderio. Es también opinión muy extendida que en un principio se denominó Mendayo (derivación, tal vez, de Mendo), transformándose en Avendaño al radicar en las Vascongadas. Del lugar donde estuvo su primitiva casa, no se guarda memoria. Las noticias más antiguas hablan solamente del solar que tuvo en San Martín de Abendaño (al que dio su nombre), lugar próximo a Vitoria, ha mucho tiempo despoblado. Don Diego de Salvatierra asegura en su obra «Gobierno y República de Vitoria», en 1585, que dicho pueblo formaba un barrio o arrabal de Vitoria, del que ya, en el citado año, no existía más que la iglesia de San Martín, convertida en ermita. De este solar pasaron los caballeros Abendaño a Vizcaya y Guipúzcoa. En Vizcaya pobló uno de ellos en el Valle de Arratia, y fundó el solar de Urquizu, en el hoy partido judicial de Durango. Ese caballero parece que fue, según cuentan las historias, Pedro Ortiz de Abendaño, que pasó de Álava al citado Valle de Arratia a reprimir y contener la bravura de los Zumelzu, en 1290, llamado por los émulos y competidores de dicha casa. Realmente reprimió la audacia de ésta, venciendo a los Zumelzu en varias ocasiones. Los Abendaño vizcaínos crearon nuevas casas en Bilbao, Zeánuri, Orozco, Yurre y Bedarona. Los que se extendieron por Guipúzcoa fundaron solares en Idiazábal, Azcóitia, Zumárraga, Zarauz y Fuenterrabía, y residieron también en Mondragón, Azpéitia, Elgóibar y otros puntos. Vecinos de Mondragón fueron: Juan Pérez de Abendaño, en 1429; Rodrigo Ibáñez de Abendaño, Alcalde, en 1461; Juan Ochoa de Abendaño y su hijo Juan, en 1530, y Pedro y Domingo de Abendaño, en 1566. Otro Rodrigo Ibáñez de Abendaño, escudero, era vecino de Azpéitia en 1353. Juan y Martín Ibáñez de Abendaño, hermanos y dueños de la casa de Abendaño de Zumárraga, se avecindaron en el barrio de Aguinaga, en Azcóitia, en 1478. Y Juan de Abendaño probó su hidalguía en Elgóibar, en 1678. No recogemos la leyenda que habla del exterminio que sufrieron en San Martín de Abendaño los caballeros de este linaje y del que sólo se salvó, bajo el amparo del ama que lo criaba, un niño de dos años que luego fue el continuador del apellido y progenitor de sus ramas vascongadas, porque no tiene ninguna autoridad histórica. Quizá las luchas de bandos, tan corrientes en la Edad Media, hicieron salir a los Abendaños del mencionado lugar, pero no hay datos sólidos que confirmen lo que esa leyenda y otras afirman. Lo que si está comprobado es que los Abendaño sostuvieron luchas seculares contra los Múgica. Para conocer interesantes genealogías de este linaje, véase la «Enciclopedia Heráldica y Genealógica», información del apellido Avendaño. Allí están referidas las ramas que dimanaron de Pedro Ortiz de Abendaño (el caballero que pasó al Valle de Arratia en Vizcaya, poblando en Urquizu y fundando allí el solar desde el que dominó todo el Valle citado) y las casas con que en las Vascongadas entroncaron. Otras ramas de este linaje radicaron en los siguientes puntos: Una en el lugar de Polán (Toledo), y de ella fue Francisco de Abendaño Heredia, Caballero de Santiago en 1680; otra en Salvatierra de Tormes (Salamanca), a la que perteneció el Capitán Antonio de Avendaño, que pasó a Concepción (Chile), donde nació su hijo Francisco de Avendaño Valdivia, Caballero de Santiago en 1636; otra en la villa de Calcena (Zaragoza), de la que procedió Gregorio de Avendaño Carrillo, Caballero de Santiago en 1687; otra en Alcázar de San Juan (Ciudad Real); otra en Segovia, de la que fueron Francisco de Abendaño y Abendaño y Antonio de Abendaño y San Millán, Caballeros de Calatrava en 1639 y 1646, respectivamente, y Diego de Abendaño Contreras, Caballero de Alcántara en 1640, y otra en las Islas Canarias, de la que procede una línea que se estableció en el Departamento de Antioquía, de la hoy República de Colombia. De este Nuevo Reino de Granada había sido conquistador y poblador el Capitán Juan de Abendaño, que se halló en la fundación de la ciudad de Tunja y dejó sucesores en aquel país. Martín de Abendaño y Bertereche, nacido en Mendite (país vasco de Francia), ingresó en la Orden de Sancti-Spiritus en 1697. Los Marquesados de Abendaño y de Miupas, vinculados a este linaje, fueron creados en 1695 y 1661. Y el 23 de Junio de 1792 se concedió el título de Conde de Villares a Martín de Abendaño y Vargas, primer Vizconde de Sanmadel.
Escudos de Armas del apellido:
En opinión de autorizados tratadistas, las primitivas armas de los Abendaños fueron: De oro, sembrado de roles de azur. Luego trajeron: De oro, con una banda de gules. Y después: De oro o plata, con una banda de sable. Estas son las más generalmente admitidas como primeras del linaje que nos ocupa. Así las usaron varias ramas de Abendaño, entre ellas las de las casas de Yurre y Bilbao, en Vizcaya, según testimonio del Doctor Labayru. Más tarde comenzaron a usar estas otras, muy generalizadas: De azur, con una camisa morisca de plata, atravesada con tres flechas de oro, con las puntas sangrientas. Algunos pintan de plata y gules las plumás de las flechas, y otros, de su color natural. Así las ostentaron las casas de Idiazábal y Azcóitia, en Guipúzcoa, entre otras. Labayru añade que en el Valle de Arratia, sustituyeron varias líneas de Abendaño la camisa morisca de ese escudo por una cota de malla atravesada por tres saetas en el pecho. Los anteriores escudos fueron, por último, reunidos y acrecentados en el siguiente, por Abendaños de la casa de Vitoria, Amurrio, Bilbao, Ceánuri, Orozco y Yurre: Mantelado: 1.º, de oro, con la banda de sable, armas consideradas como las primitivas; 2.º, de oro también, con cuatro fajas de azur, adición hecha en memoria de la derrota infringida al linaje de Zumelzu, en Arratia, y 3.º, o manteladura, de azur, con la camisa o cota morisca de plata, atravesada por tres saetas de oro y manando sangre por las cisuras. Las saetas van puestas en triángulo de fuera a dentro; es decir, de ambos flancos y punta hacia el centro de la camisa. Divisa: «Orozkoarren buru, Abendaño», puesta en letras de gules sobre un volante de plata. Por cimera, un guerrero naciente puesto de frente y tunicado de una cota o camisa de plata, atravesada por tres saetas de oro, como en la manteladura del último escudo descrito. Ese guerrero lleva en su cabeza un turbante morisco de azur, con barras de plata; en su diestra un alfanje de plata con la empuñadura de oro, puesto hacia abajo, y con su siniestra alza una bandera de oro cargada de una banda de sable. El fuste de esta bandera está tronchado, y de su hierro, inclinado a tierra, cae abundante sangre. Finalmente, consignaremos que Labayru asigna a la casa de Abendaño de la anteiglesia de Bedaroaa, del partido de Guernica (Vizcaya), estas armas: De oro, con un roble de sinople y un lobo de sable atravesado al tronco.
Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc..), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc.., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc..) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc., "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. La banda significa el tahalí del caballero, y la banda que traían atravesada del hombro diestro al flanco siniestro, y por eso se expresa en esta situación en el escudo, habiéndola puesto por armas muchos de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguían las naciones. La bandera es la señal o insignia con que se distingue a un cuerpo de tropa. Símbolo de poder y de señorío sobre huestes y vasallos. La bandera se usaba más en timbres que como divisa del escudo, sin embargo, dentro del blasón suele proceder de caballeros que pertenecieron a la Orden Militar "Caballería de la Razón", que fundó Don Juan I, rey de Castilla, en el año 1385, usando como divisa un estandarte. La barra, al igual que la banda, simboliza el tahalí del caballero, habiéndola puesto por armas muchos de los que fueron a las cruzadas, según el color con que se distinguían las naciones. La cabeza significa trofeo, valor, superioridad y despojo sangriento. La camisa ensangrentada o atravesada de flechas simboliza al guerrero herido en batalla contra los infieles. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc.., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.