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     Modificado el sentido y significación de las armerías como consecuencia de los torneos, y ya consideradas como señales de honor y nobleza, se hizo necesario ordenar su uso y someterlas a reglas que, agrupadas en un cuerpo, constituyeran un arte, dando así origen al Arte del Blasón.

     Los más destacados tratadistas de la ciencia heráldica están de acuerdo en que la palabra "blasón" proviene del alemán "blasen" (tocar la trompeta), ya que los caballeros que participaban en los antiguos torneos tocaban la trompeta para anunciar su llegada.

     También hay autores que sugieren que la palabra "blasón" proviene del inglés "blase", que significa publicar; y de "blaser", que se refiere a un pregonero. Sin embargo, estas dos opiniones deben confundirse en una sola, ya que estas tres palabras son de naturaleza similar. "De la expresión alemana 'Masen', tocar la trompeta, se llega sin dificultad a las palabras inglesas 'to blase', publicar, y 'blaser', pregonero, ya que este último, antes de hablar, siempre anunciaba al público con su trompeta, una costumbre que ha perdurado hasta tiempos recientes".

     En los torneos, el heraldo primero tocaba la trompeta y luego describía en voz alta las armerías del caballero que se presentaba a combatir; a este acto se le llamaba blasonar. Lo que el heraldo describía fue llamado blasón. Con el tiempo, cuando las armerías se multiplicaron considerablemente y se sometieron a reglas fijas e invariables, y se establecieron los Reyes de Armas, todo este conjunto también fue llamado blasón.

     Por lo tanto, el Blasón es el arte que, mediante términos y vocabulario específicos, reglas y preceptos fijos, enseña a componer y explicar los Escudos de Armas correspondientes a cada linaje, ciudad y persona. También se denominó arte heráldica, porque los Reyes de Armas y los heraldos tenían la responsabilidad de describir las armerías de los nobles que participaban en los torneos y registrarlas en sus libros, con los dibujos correspondientes.Es importante destacar que el Rey de Armas y el heraldo no eran lo mismo, aunque muchos tratadistas de la ciencia heráldica o del blasón a menudo los confundían. Eran dos cargos muy distintos, con atribuciones diferentes y específicas.

     Moreri deriva la palabra "Heraldo" de las palabras alemanas "Heér", que significa armado, y "Aid", oficial, que juntas en "Heerald", de donde proviene la forma corrompida "Heraldo", significan oficial armado. Y eso es lo que era el heraldo: un oficial de guerra de un Estado soberano. En la antigüedad, al hacerse el nombramiento de un heraldo, se llevaba a cabo una ceremonia llamada el "bautismo de los heraldos", en la cual el Rey vertía una copa de vino sobre la cabeza del aspirante, denominado como una "heraldía".

     La misión principal del heraldo consistía en hacer ciertas publicaciones solemnes y desempeñar funciones específicas en las ceremonias públicas. Cada heraldo llevaba estampado sobre las mangas de su vestido el nombre de su provincia.

El Rey de Armas era el jefe de los heraldos y presidía su capítulo, ejerciendo jurisdicción sobre las armerías.

     Sólo los Reyes concedían, y aún conceden, la facultad de portar armas, y a ningún caballero que no tenga esa concesión se le permite usarlas. No tiene libertad para tomarlas por su cuenta, y mucho menos puede alterar las que se le han permitido.

"En el Escudo de armas, tanto en su interior como en su exterior, no debe haber nada que sea ficticio; ni se debe añadir punto, pieza, figura o color que no sea muy apropiado, bien dispuesto y conforme a los preceptos del Blasón. De lo contrario, las armas estarían mal ordenadas, incluso podrían considerarse falsas, lo que desacreditaría al propietario y haría menospreciar su obra. Además, si hay alguna usurpación de los Escudos de los Soberanos, se incurriría en el crimen de lesa majestad, y en el de falsificación si se tratara de otros nobles".

     Aunque, como señala el Marqués de Avilés, el estudio del Blasón es un abismo que parece no tener fondo, y no hay manera de abarcar todas sus particularidades y circunstancias, ya que a menudo surgen nuevos casos que aprender, el objetivo de esta recopilación es ofrecer una idea clara, precisa y completa de lo que es el Blasón como arte. Recogeremos todo lo que los tratados de los autores más ilustres contienen sobre este tema.

     Fernand Mexía, en su Nobiliario Vero, afirma que "un hombre de calidad debe conocer el linaje del que desciende, al menos hasta su cuarto abuelo; sus Armas, las del Rey y del Reino al que pertenece, tener conocimiento de los colores, del método de blasonar y de los preceptos generales del Arte".

     Colombière, con expresiones muy vivas, aconseja que el Arte del Blasón es lo primero que debe aprender un caballero.

     El Blasón gira en torno al Escudo, y sus principios generales incluyen el campo, los esmaltes y las figuras con su postura y disposición; el timbre, los ornamentos exteriores y la forma de blasonarlos en orden y con los términos propios del Arte.