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Apellido originario de la anteiglesia de San Andrés de Echevarría, del partido de Marquina, en Vizcaya, en donde hubo, según el Doctor Labayru, dos casas llamadas de Suso y de Yuso. La primitiva casa-torre quedó convertida en caserío de labranza al edificar Juan de Munive y Otaola, entre los años 1610-1612, el palacio que hoy existe y que fue emplazado sobre una pequeña eminencia. El vínculo y mayorazgo de Munive fue instituido en 1.º de Octubre de 1619, por doña Jordana Manuel de Arancibia, viuda del citado Juan de Munive, por escritura otorgada ante el Escribano de Marquina Pedro de Urrusolo, fundándolo en cabeza de su hijo mayor Martín de Munive y Arancibia, Caballero de Santiago, que el año 1668 heredó el título de Conde de Peñaflorida con los señoríos de las villas del Molar y Vellón, por el fallecimiento, sin sucesión, de Bernardino de Arancibia Sasiola y Eguino. De este ilustre solar vizcaíno procedía Lope Antonio de Munive y Axpe, Caballero de la Orden de Alcántara, Colegial en el Mayor de San Bartolomé de Salamanca, que fue Abad de la Colegiata de Cenarruza, en Vizcaya, nombrado por Felipe IV Oidor de la Real Audiencia de Lima, donde prestó a la corona relevantes servicios, por lo que le fue otorgado a su hijo primogénito el Marquesado de Valdelirios. Cuarto Marqués de Valdelirios fue Gabriel de Munive y Tello, del Consejo de Indias y personaje de gran relieve en el reinado de Carlos III. Otros muchos varones ilustres en las armas y en las ciencias salieron de esta casa, como Martín de Munive e Idiáquez, séptimo Conde de Peñaflorida, que con una compañía de marquineses asistió al asedio de Lérida, descollando entre todos el noveno Conde, Javier María de Munive e Idiáquez, que el año 1764 fundó la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País, primera de las que de este género se crearon en España. Víctor de Munive y Aranguren, duodécimo Conde de Peñaflorida, falleció sin sucesión, por lo que pasó este título a su sobrina doña Luisa de Argaiz y Munive, y después al hijo primogénito de ella, Francisco Javier de Mendizábal y Argaiz, poseyéndolo en la actualidad y siendo décimo cuarto Conde don Joaquín de Mendizábal y Gortázar.        

Escudos de Armas del apellido:
La casa de Munibe o Munive de Suso: De gules, con un castillo de plata, sobre ondas de agua de azur y plata. Bordura componada de ocho piezas de oro y azur, cuatro de cada esmalte. Otros: De gules, con el castillo de plata, sobre ondas de agua de azur y plata, y bordura de azur, con ocho estrellas de oro. Así las usan los Condes de Peñaflorida. La casa de Munibe de Yuso: Cuartelado: 1º y 4º, de gules, con el castillo de oro, sobre un monte de plata, y 2º y 3º, de plata, con un lobo andante de sable, lampasado de gules. Otros Munibe: De oro, con una encina de sinople, frutada de oro.

Simbología de los escudos de Armas:
Teniendo en cuenta la indumentaria que en la Edad Media vestían los caballeros en la batalla (armadura, celada, etc.), y que los hacía irreconocibles, resultaba necesario buscar un método de identificación y distinción entre los contendientes, que fuera revelador, preciso y rápido a una cierta distancia. De ahí surge la fórmula de exhibir en sus escudos tinturas, emblemas, etc., que los diferenciase de forma inequívoca y singular en el campo de batalla. Por eso la simbología heráldica, en su origen, buscaba formas y colores que fuesen notorios y permitiesen distinguir a sus portadores de un golpe de vista. Tal vez es exagerada la tendencia de algunos autores de dar significado o contenido a todos los emblemas (piezas, muebles, etc.) y esmaltes heráldicos, aun así hay varios tratados que estudian la simbología de los blasones de forma muy exhaustiva, entre ellos: "Ciencia Heroyca", de Don José de Avilés. Año 1725; y "Adarga Catalana", de Don Francisco Xavier de Garma y Duràn. Año 1753 Por las Leyes de la Heráldica, cuantos lleven el oro en sus escudos están obligados a hacer el bien a los pobres y a defender a sus príncipes, peleando por ellos hasta su última gota de sangre. El oro simboliza el topacio. En las armerías de los reyes se le llama "sol", en las de los nobles con título de Duque, Marqués, Conde, etc, "topacio" y en el de la nobleza en general "oro". En su relación con los astros el oro es el Sol; de los doce signos del Zodiaco, Leo; de los elementos, el fuego; de los días de la semana, el domingo; de los meses del año, julio; de los árboles, el ciprés y de las flores, el girasol; de las aves, el gallo; de los cuadrúpedos, el león y de los peces, el delfín. La plata en las armerías recibe el nombre de Luna, en lo que se refiere a las de los soberanos; en las de los títulos, perla, y en las de los restantes nobles, plata; significa blancura, pureza, y los que la llevan en sus armas están obligados a defender a las doncellas y amparar a los huérfanos. La plata significa en su correspondencia con las piedras preciosas la perla. De los astros, la Luna; de los signos del Zodiaco, Cáncer, y de los elementos, el agua; de los días de la semana, el lunes; de los meses del año, los de enero y febrero; de los árboles, la palmera; de las flores, la azucena; de las aves, la paloma; y de los animales, el armiño. El color rojo, denominado en Heráldica, gules, simboliza el valor, la intrepidez y la valentía. Aquellos que llevan este color en sus blasones tienen la obligación de socorrer, amparar y defender, a los injustamente oprimidos. Representa al rubí, y en lo que se refiere a los signos del Zodiaco corresponde a Marte, Aries y Escorpio; como elemento, el fuego; el día, el martes y el mes, el de octubre; el metal, el cobre; árbol, el cedro y la flor, el clavel; de las aves, corresponde al pelícano. El gules en las armerías de los reyes y príncipes se llama Marte; en las de los títulos, rubí, y gules en la generalidad de la nobleza. El esmalte azul (azur) simboliza la realeza, la serenidad y la hermosura. Los que los lleven en sus armas, están obligados a socorrer a los fieles servidores de sus príncipes que "se hallan sin remuneración por sus servicios". En las piedras preciosas representa al zafiro y en los signos del Zodiaco a que se encuentra sujeto son Tauro y Libra. Su elemento es el aire; su metal, el acero; el día de la semana, el viernes; los meses, abril y septiembre; su árbol, el álamo; la flor, la violeta; su animal, el camaleón y su ave, el pavo real. El azur se llama Júpiter en las armerías reales, zafiro en las de los títulos y azur en la nobleza. El esmalte sinople es el verde. Su significado es la esperanza, la abundancia y la libertad; cuantos llevan este esmalte en su escudo quedan obligados a socorrer a los labradores en general y a los huérfanos y pobres que se encuentren oprimidos. Su signo zodiacal corresponde a Mercurio; su elemento es la tierra; el día de la semana, el miércoles; su mes, mayo; su metal, el azogue; como planta, el laurel; la flor, la siempreviva y como ave, el papagayo. En los blasones de los príncipes recibe el nombre de Venus; esmeralda, en el de los títulos y sinople en los de la nobleza en general. El agua es símbolo de sabiduría ilustrada, de ánimo virtuoso, pudiendo también simbolizar extensión de dominio, así como el principio de todas las cosas y la regeneración del tiempo. La bordura simboliza protección, favor y recompensa; así mismo la cota que vestían los caballeros para la guerra y que al salir de la pelea, ostentándola manchada de sangre enemiga, eran premiados con el añadido de la bordura de escudo, como insignia de valor. La bordura también se usa para combinar armerías, con la particularidad que las armas situadas en la bordura tienen siempre carácter secundario. Los castillos son geroglífico de grandeza, y de elevación, porque ellos exceden en hermosura, en fortaleza, y en magnitud a todos los demás edificios: denota también el asilo, y la salvaguardia. La casa solariega, también llamada solar, casa fuerte, casa palacio, casa torre, casona, casal, etc., es el símbolo de las antiguas libertades de los nobles, caballeros e hidalgos, notoriedad y nobleza.